Se vistió de gala el Santiago Bernabéu para vivir una de esas noches mágicas europeas que han dado forma a la leyenda blanca. Todos eran conscientes de que el partido más que de octavos era una final. Todo lo que no sea avanzar a cuartos será un estrepitoso fracaso que dejará la temporada finiquitada con muchos meses por delante. Los primeros que lo saben son los jugadores que demostraron que a la hora de la verdad la motivación mueve montañas.
El castigo a la fase de grupos fue un cruce de altos vuelos que llega a destiempo. Un Manchester United tan rígido en un sistema como poderoso en ataque que se agarró a la figura de David De Gea para no acabar rendido al poderío de Cristiano Ronaldo.
El reencuentro con su pasado dejaba sentimientos que se amontonaban y que apartó un futbolista que no para de crecer, convertido en el Di Stéfano del fútbol moderno, y que emuló los prodigiosos saltos de Santillana para levantar al Real Madrid de la lona cuando encajó un duro golpe.
Los amigos José Mourinho y Alex Ferguson decidieron premiar al mundo del fútbol. Salieron con todo, sin especulaciones, a jugar un duelo de juego directo, sin control, en el que se impondría el que más acertado en el remate estuviese. Comenzó perdonando el Real Madrid. Empujado por un ambiente de gala Khedira chutó fuera la primera y De Gea dejó la parada de la noche, rozando con el guante un disparo de Coentrao que repelió el poste.
Fue eléctrico el duelo desde el inicio. Sin tiempo para respirar. Intercambio de golpes y un flanco por explotar en la defensa inglesa. Rafael perdió los dos primeros pulsos con Cristiano y fue un flan el resto del partido. Son días en los que las ocasiones de gol marcan tu destino. El Real Madrid perdonó en sus llegadas y fue castigado con dureza cuando era superior.
Un saque de esquina de Rooney lo remató a la red Welbeck a los veinte minutos, elevándose entre la salida indecisa de Diego y la pasividad de Ramos. El golpe menos deseado en Europa. Un gol en tu casa en una eliminatoria que se decidirá por detalles.
No había tiempo para las lamentaciones. Debía responder con rapidez el conjunto madridista y lo hizo con la electricidad de Di María. No se cansó de chutar a De Gea, siempre seguro ante el argentino. El asedio blanco no tenía premio hasta que apareció Cristiano. Fabricaba sus disparos sin necesidad de juego en equipo y cuando lo tuvo marcó.
Se elevó Cristiano y detuvo el tiempo en el aire. Como en la final de Copa de Mestalla. Su poderoso salto mandó a la red con un cabezazo el centro de Di María. Mismos protagonistas. Mismo resultado. De Gea no pudo hacer nada en su estirada.
Con el gol Alex Ferguson reservó la valentía para la vuelta en Old Trafford. Retrasó metros a un equipo que le cuesta defender. Se agarró al oportunismo de Welbeck en ataque, presente en todas las jugadas, y el peligro que genera Van Persie con su sola presencia. Aún se pregunta Diego como sacó un plácido remate de Welbeck y se lamenta Rooney por un latigazo que rozó el palo.
El Real Madrid rescató en el primer acto su mejor fútbol pero no pudo exhibir su arma más potente, el contraataque. En una sola ocasión apareció y Özil se plantó solo. El balón le cayó a su pierna menos buena y con la derecha se topó con De Gea.
La figura del portero español fue creciendo. Hasta ocho intervenciones realizó para sostener al Manchester United en la eliminatoria. Se acomodó en su terreno el conjunto inglés y Ferguson buscó las cosquillas a Mourinho con su arma, el contragolpe. Rooney fundido en tareas defensivas no apareció. Welbeck, ahora de nueve, y Van Persie se bastaron. En el otro bando ni Benzema primero, ni Higuaín después, aparecieron. Sin un 9 matador todo fue más difícil.
El duelo era ya una batalla de una intensidad que no soportaba Xabi Alonso, con molestias en el pubis. El Real Madrid lo acusó. Khedira se multiplicó pero faltó brillantez en la construcción y paciencia en los últimos metros. Cristiano seguía su guerra y probaba por bajo a De Gea. Mantenía su seguridad.
El ritmo de la primera parte era imposible mantenerlo. No cesó de intentarlo el conjunto español, necesitado de más Özil y menos arranques de locura de Di María. Más cabeza tuvo el Manchester United, que pidió la expulsión de Varane por derribar a Evra cuando se marchaba solo, y se topó con Diego López que dejó una parada salvadora a un potente disparo de Van Persie que terminó de repeler el palo. Xabi Alonso salvaba en la línea el gol en una duda defensiva de la que sacó provecho el holandés. Y de nuevo Diego sacaba sobre la hora otra abajo.
Llegó muy joven De Gea a un club de la exigencia del Manchester United. Su inexperiencia le costó numerosas críticas en la prensa inglesa que hoy se convertirán en elogios. Las sacó de todas las formas posibles. Hasta con el pie en un remate en carrera de Coentrao tras un centro de Khedira. No hubo más. Cristiano lo rozó con una falta desde 35 metros y no enganchó un balón muerto en el último suspiro. El Real Madrid tendrá que repetir proeza en Old Trafford, instalado en el alambre con la Liga perdida y la Liga de Campeones y la Copa del Rey pendiente de dos partidos de vuelta tras un empate a uno en el Bernabéu.
. Ficha técnica:
1 – Real Madrid: Diego López; Arbeloa, Sergio Ramos, Varane, Coentrao; Khedira, Xabi Alonso (Pepe, m.84); Di María (Modric, m.75), Özil, Cristiano Ronaldo; y Benzema (Higuaín, m.60).
1 – Manchester United: De Gea; Rafael, Ferdinand, Evans, Evra; Welbeck (Valencia, m.73), Carrick, Jones, Kagawa (Giggs, m.64); Rooney (Anderson, m.84) y Van Persie.
Goles: 0-1, m.20: Welbeck. 1-1, m.29: Cristiano Ronaldo.
Árbitro: Felix Brych (ALE). Amonestó a Van Persie (5), Rafael (40) y Valencia (88) por el Manchester United.
Incidencias: Encuentro de ida de los octavos de final de Liga de Campeones disputado en el estadio Santiago Bernabéu, lleno, con 83.500 espectadores en las gradas, cinco mil de ellos ingleses del Manchester United. EFE