El Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTBT, por sus siglas en inglés) fue aprobado en 1996 por la Asamblea General de Naciones Unidas con un mecanismo para poder entrar en vigor: que fuera ratificado por todos los 44 Estados que en aquel momento disponían de armas o reactores nucleares.
Desde entonces, 183 países han firmado el documento y un total de 159 lo han ratificado. De los países que disponen de tecnología nuclear y cuya ratificación es necesaria, 36 ya han dado el paso, incluidas tres potencias con arsenal nuclear como Francia, el Reino Unido y Rusia.
La pelota ha quedado en el tejado de ocho naciones. Estados Unidos, China, Egipto, Irán e Israel han firmado pero no ratificado el documento.
Pakistán e India, que realizaron su última prueba nuclear en 1998, y Corea del Norte, que lleva tres desde 2006, ni siquiera forman parte de él.
Este complicado mecanismo para que el tratado sea vinculante se decidió porque «los países querían tener garantías de que todo el mundo estaba a bordo», según explicó hoy a Efe Annika Thunborg, portavoz de la Organización del CTBT (CTBTO), el organismo que promueve la firma del tratado y su cumplimiento.
Pese a que la aplicación del Tratado sigue en el aire, esta oficina de la ONU destaca la importancia de su mera existencia.
«Tenemos un tratado que funciona, una norma que no ha sido violada más que por un país en la última década (Corea del Norte). Tenemos un sistema que funciona y que asegura que ninguna explosión nuclear se quede sin detectar», defendió Thunborg.
Con todo, reconoció que falta aún «dar el paso final para que el tratado entre en vigor y que sea vinculante para todos los países».
La portavoz explicó que el proceso de ratificación depende de múltiples factores, tanto de política interna, como de equilibrio de fuerzas a nivel regional.
Así, por ejemplo, destacó que el presidente estadounidense, Barack Obama, ha insistido en su apoyo a ratificar el tratado, una voluntad que se ha topado con el «obstáculo» del Senado, cuyo visto bueno es obligado al tratarse de una cuestión de seguridad nacional.
Por su parte, China ha dejado claro que no se adherirá plenamente hasta que Estados Unidos lo haga.
Israel ha condicionado su ratificación al de otros Estado de Oriente Medio, una postura parecida a la de Egipto, que pide universalidad tanto para el CTBT como para el Tratado de No Proliferación de armas nucleares.
Thunborg se refirió a que muchos creen que una ratificación por parte de Washington empujaría a otros países a hacer lo mismo.
No obstante, subrayó la importancia de que «ningún Estado se esconda detrás de Estados Unidos» y que todos pueden dar unilateralmente ese paso adelante.
Tras la nueva prueba nuclear conducida por Corea del Norte, el secretario general de la CTBTO, Tibor Toth, insistió hoy en la necesidad de cerrar ya el tratado.
«Hay que parar las pruebas nucleares de una vez por todas. Hay un amplio apoyo entre la comunidad internacional para la pronta entrada en vigor del CTBT, que establecería un veto legal contra todo tipo de explosiones nucleares para siempre», reclamó el diplomático húngaro en un comunicado.
Un objetivo complicado a la vista de la actitud de Pyongyang, que no sólo sigue realizando pruebas atómicas, sino que ni siquiera forma parte del Tratado de No Proliferación de armas nucleares, que abandonó en 2003. EFE