Siendo las 07h15 de la mañana subo a un bus y este aunque no está abarrotado, como suele ser costumbre, no existe un puesto donde me pueda sentar. Con tacones y sorteando los barrotes de este medio de transporte voy caminando hasta la parte trasera ante la insistencia del controlador. Observando los ojos de los despiertos y contemplando el sueño de algunos otros que aunque no hayan consiliado el sueño, cierran sus ojos para no ceder el puesto, veo como se han perdido las costumbres de nuestros abuelos. Ahora los ‘caballeros’ no ceden el puesto a las damas pues consideran que como vivimos un cambio de era, las mujeres que trabajamos somos capaces de viajar de pie. No se si no tienen madres o hermanas, pero lo que si comprendo es que ya no se fabrican hombres como los de ayer.