7 ene (EFE).- Apodado «la pulga», por su tamaño y por su aparente timidez, Leonel Messi se convirtió hoy en uno de los jugadores más grandes de la historia al ganar su cuarto Balón de Oro vestido con un nada discreto traje negro con lunares blancos, con pajarita a juego, consciente de que al menos por ahora, nadie puede igualarle en el arte del fútbol.
Messi ha marcado un hito al lograr el cuarto Balón de Oro, y además de forma consecutiva, un altar que ningún otro jugador del firmamento llamado fútbol había conseguido jamás.
Claramente emocionado y faltándole las pocas palabras que normalmente balbucea cuando agradece, el astro dedicó el premio a sus compañeros, a su esposa y a su hijo, y se quedó boquiabierto al ver la platea al completo del Kongresshaus de Zúrich en pie ovacionándole.
La entrada en la historia de este argentino de Rosario, descubierto por el Barça aún cuando era un niño con problemas de crecimiento, no ha sido una sorpresa, dado que una década después de haber abandonado su país, ha sido capaz de romper todos, o casi todos, los récords.
Sólo el año pasado, se convirtió en el máximo goleador de partidos oficiales de la historia del club azulgrana; batió el récord de tantos anotados en una temporada de la Liga de los Campeones (14); y realizó el mayor número de goles en un año natural (91: 86 con el Barça y 12 con su selección), rompiendo el récord que desde hace cuatro décadas ostentaba el alemán Gerd Müller.
No sólo las cifras asustan, también las comparaciones. El astro argentino ha superado a otras figuras de la galaxia del deporte más seguido del mundo, nada menos que a los holandeses Johan Cruyff (1971, 1973, 1974) y Marco Van Basten (1988, 1989, 1992), y al francés Michel Platini (1982, 1983, 1983).
Este último, actual presidente de la UEFA, afirmó hace poco que estaba convencido que el artillero azulgrana lograría su cuarto Balón de Oro, fuera este año o en el futuro próximo, dada su juventud.
Messi tiene 25 años y aún varios años de carrera por delante en los que quiere «seguir conquistando títulos colectivos», porque aunque parezca mentira, el jugador no está contento consigo mismo.
«No creo que este haya sido mi mejor año», afirmaba en rueda de prensa poco antes de lograr el galardón, argumentando que a pesar de todo lo conquistado individualmente, el año no había sido prolijo en títulos para el Barça.
Una opinión totalmente opuesta a su eterno rival, Cristiano Ronaldo, artillero portugués del Real Madrid, y también candidato a la edición 2012 del Balón de Oro, que en ese mismo encuentro con los reporteros afirmó que «pase lo que pase hoy, para mí, misión cumplida», recordando que el Madrid ganó la Liga y la Supercopa.
Ronaldo -que en la gala lució un refinado esmoquin a medida- perdió por tercera vez ante Messi (2009 y 2011) y debe contentarse con haberle arrebatado al azulgrana el galardón de 2008, y la segunda plaza en 2007 -aquel año ganó el brasileño Kaká-.
Para pasar el mal trago, el blanco contó con el apoyo de sus compañeros de equipo, Xabi Alonso, Sergio Ramos e Iker Casillas, que también estuvieron en el Kongresshaus, -todos ellos incluidos en el 11 ideal de la FIFA- pero no con su entrenador y compatriota José Mourinho, finalista al Mejor Técnico del Año, y que no quiso asistir a la fiesta.
El premio lo ganó el seleccionador español, Vicente del Bosque, un reconocimiento al hecho de que España ganase la Eurocopa tras haber obtenido el Mundial en 2010.
Quedaron finalistas Mourinho y el ex entrenador del Barça, Pep Guardiola, que dio una de las noticias del día, al anunciar que el año que viene «volverá a entrenar», aunque no desveló con qué equipo ni si está negociando con alguno.
Del Barça, también estuvieron en la gala Andrés Iniesta -finalista al Balón de Oro 2012- así como Xavi Hernández y Gerard Piqué, todos incluidos en el 11 ideal de la FIFA, y los tres de estricto y elegante negro, trajes que contrastaban con el atrevido atuendo de Messi, de la firma italiana Dolce&Gabanna.
Los atavíos de las candidatas al Premio de Mejor Jugadora del año también contrastaban: del estricto traje oscuro con camisa blanca de la estadounidense Abby Wambach, elegida Mejor Jugadora del Año, pasando por los más femeninos vestidos de las dos finalistas, su compatriota Alex Morgan y de la cinco veces campeona del galardón, la brasileña Marta.
Otra mujer que triunfó fue la seleccionadora sueca y ex seleccionadora estadounidense Pia Sundhage, que ganó el premio al Mejor Técnico de fútbol femenino.
Quedaron finalistas, el japonés Norio Sasaki y el francés Bruno Bini.
Presente en el acto estuvo el actor francés Gerard Depardieu -sentado al lado del presidente de la FIFA, Seth Blatter- que ha causado polémica en su país por exiliarse fiscalmente en Bélgica y adoptar la ciudadanía rusa en protesta por el incremento de los impuestos a los ricos.
El Trofeo «Puskas», que valora el mejor gol del año -y que fue entregado por el otrora campeón colombiano Carlos Valderrama- fue para el eslovaco Mirsoslav Stoch, y quedaron finalistas el brasileño Neymar y el también colombiano Radamel Falcao García.
A pesar de que ni Marta ni Neymar ganaron, Brasil, sede del Mundial de Fútbol 2014, estuvo bien presente en la gala con una espectacular demostración de capoeira, la danza-lucha creada por los esclavos brasileños traídos desde África en los barcos negreros.
En la gala también se presentó la mascota del Mundial 2014, un armadillo (un animal en riesgo de extinción) llamado «Fuleco», nombre formado con las sílabas de «fútbol» y «ecología», «para demostrar la importancia que para nosotros, brasileños, tienen ambas», explicó Ronaldo «fenómeno», miembro de organización de la Copa.
Pero la «verdeamarelha» no logró apagar los colores azulgrana-albiceleste del único e indiscutible astro de la noche: Leo Messi. EFE