Dilma Rousseff parece tener poco margen para pensar en la superstición: el 13 será el año en el que se jugará buena parte de su suerte como presidenta de Brasil, en términos económicos y políticos, según analistas.
Aunque Rousseff mantiene altos índices de aprobación, la pregunta para muchos es si en el nuevo año logrará revertir el enfriamiento de la economía brasileña o si éste podría comenzar a afectar su popularidad.
La respuesta será importante no sólo porque es posible que Rousseff busque su reelección en 2014, sino porque los mercados quieren saber qué ocurre realmente con la mayor economía latinoamericana.
«Es un año clave para mostrar si el bajo crecimiento económico que experimentó el país en los últimos años derivó del escenario externo o si hay problemas estructurales que no permiten al país crecer», dijo Luciano Rostagno, estratega jefe del banco WestLB de Brasil, a BBC Mundo.
¿Recuperación?
La economía brasileña ha tenido un frenazo repentino desde que Rousseff asumió la presidencia en enero de 2011 tras el gobierno de su mentor político, el popular Luiz Inácio Lula da Silva.
«Es un año clave para mostrar si el bajo crecimiento económico que experimentó el país en los últimos años derivó del escenario externo o si hay problemas estructurales que no permiten al país crecer»
Luciano Rostagno, estratega jefe del banco WestLB de Brasil
El PIB de Brasil pasó de crecer 7,5% en 2010 a 2,7% el año pasado. La previsión oficial para 2012 es que la expansión sea de apenas 1%, anunció el Banco Central (BC) hace unos días en su tercera revisión a la baja este año.
El gobierno cree de todas formas que Brasil comenzará a recuperarse el año entrante, con un crecimiento que estima llegará a 4% en 2013 y a 5% en 2014, cuando el país será sede del Mundial de fútbol.
Sin embargo, economistas del sector privado son menos optimistas. Rostagno, como otros analistas, trabaja con proyecciones medio punto por debajo de las oficiales para 2013 y 2014.
«Problemas estructurales»
Para lograr la reactivación, el gobierno de Rousseff apostó a bajar las tasas de interés, los impuestos para el sector industrial y el valor del real frente al dólar, de modo de abaratar las exportaciones
Rousseff también busca atraer inversores, no sólo para explotar las reservas de petróleo bajo la plataforma continental brasileña sino para modernizar la infraestructura con asociaciones público-privadas en aeropuertos, puertos, carreteras y vías férreas.
Hace unos días anunció la concesión a privados de los aeropuertos de Río de Janeiro y Belo Horizonte para septiembre. En febrero ya había hecho lo propio con dos terminales aéreas de Sao Paulo y la de Brasilia.
Pero los observadores advierten que los resultados de medidas así tardan en verse.
«La cuestión es que algunos de los problemas estructurales, como la baja calificación de mano de obra, alta carga tributaria o infraestructura deficiente no se logran resolver en un año», dijo Rostagno.
Tres variables
«La cuestión es que algunos de los problemas estructurales, como la baja calificación de mano de obra, alta carga tributaria o infraestructura deficiente no se logran resolver en un año»
Luciano Rostagno
Muchos creen que la suerte política de Rousseff estará atada a sus logros económicos en el año entrante.
«Si la economía no se recupera en 2013, eso puede afectar su popularidad y aprobación», dijo David Fleischer, profesor emérito de Ciencia Política en la Universidad de Brasilia, en diálogo con BBC Mundo.
Agregó que el escenario dependerá básicamente de tres variables: la inflación, la creación de empleos y los salarios.
Por ahora, Rousseff parece tener las tres bajo control.
Según el BC, la inflación brasileña en 2012 será de 5,7%, apenas por encima del 5,2% previsto. La tasa de desempleo fue en noviembre de 4,9%, récord mínimo para el mes. Y el consumo de las familias crece, aunque menos que antes.
«Por ahora ese impacto negativo no ocurrió, pero es posible que ocurra porque todo eso depende del crecimiento del PIB», dijo Fleischer.
Año preelectoral
El gobierno de Rousseff mantiene una tasa de aprobación de 62%, de acuerdo a mediciones divulgadas a mitad de diciembre por las encuestadoras CNI/Ibope y Datafolha.
Según esta última, se trata del mejor resultado obtenido desde 1992 por un presidente brasileño dos años después de empezar su primer mandato.
Y el índice de popularidad de Rousseff es aún mayor: 73%.
Alberto Almeida, un experto en opinión pública del Instituto Análise, con sede en Sao Paulo, señaló que la popularidad de Rousseff es un reflejo del aumento de la renta real de la población brasileña, por encima del PIB.