China inauguró ayer la línea de ferrocarril de alta velocidad más larga del mundo, marcando una nueva etapa en el gran desarrollo de la red de trenes, salpicado, sin embargo, de escándalos y accidentes.
El tren de alta velocidad recorrió ayer sin incidentes los 2.298 km que separan Beijing y Cantón, el gran polo económico del sur, en ocho horas, es decir, tres veces menos que en la actualidad. Circuló a una velocidad media de 300 km/h y realizó cinco paradas en las ciudades más importantes, como Zhengzhou, Wuhan o Changsha.
La formación, que partió de Beijing a las 9 de la mañana arribó a Cantón a las cinco. Con gran entusiasmo, la televisión estatal cubrió la llegada, al igual que la partida, y difundió reportajes grabados en el interior de los vagones.