Jue. Nov 21st, 2024

16 dic (EFE).- El Atlético no es solo Falcao, dijo Tito Vilanova en la previa, pero el Barça, aunque a veces no lo parezca, tampoco es únicamente Messi. El colombiano hizo soñar a los suyos con un gran gol en el primer tiempo, pero los azulgranas, liderados por sus defensas, infligieron una goleada (4-1) culminada por el argentino, que con dos tantos más ya suma noventa este año.

Fue un baño de realidad para Falcao y el Atlético de Madrid. En una excelente primera media hora de su equipo, el equipo del «Cholo» Simeone había anulado por completo a su rival, mientras Messi deambulaba al otro lado del tapete, abandonado, irreconocible.

Subido a la cresta de la ola, el colombiano surfeaba entre la defensa, extendiendo el pánico entre los centrales, atormentando a Valdés como nunca. A los ocho minutos estampó el balón en el poste con un testarazo soberbio. Veinte minutos después, Puyol descubría los límites de su velocidad ante el delantero, que no acertaba a definir su bestial contragolpe.

Desaparecido ante el Real Madrid hace dos semanas, Radamel no quiso faltar a este partido, pese a que su participación estuvo en duda hasta el último momento. El delantero cafetero se codea, gracias a sus goles, entre los grandes de Europa. Con su equipo segundo en Liga, la oportunidad de asaltar el Camp Nou era ideal.

Un sueño que empezó en las caóticas calles de su natal Santa Marta, la ciudad más antigua de Colombia. Aquella donde murió el libertador Simón Bolívar y donde se engendró, hace veintiséis años, el gran estandarte del fútbol colombiano actual.

Encajada entre el anárquico mar del Caribe y una imponente sierra a orillas de la costa, en Santa Marta el aire nocturno es cargado, húmedo y tosco, con esa belleza superviviente que solo posee el trópico y los delanteros como Falcao. Esta noche, durante un buen rato, los defensas azulgranas debieron sentirse transportados a ese rincón del mundo, ahogados ante el poderío del ariete rojiblanco.

Contagiado Messi de la lentitud barroca de su equipo, fue precisamente él quien perdió un balón en el círculo central que acabó en botas del colombiano. Con una veloz finta, hizo tambalear a Busquets, le dejó atrás un esprint inalcanzable y, ante Valdés, le batió picando el balón sobre él como un delicado golfista (0-1).

Pero el zarpazo del ‘Tigre’, justo a la media hora, lejos de hundir al Barça, acabó espoleando a sus jugadores, que engrasaron sus máquinas. Y la remontada, irónicamente, llegó de la mano de dos de los hombres encargados de vigilar de cerca a Falcao.

Adriano lanzó un misil por la escuadra y Busquets paró el tiempo en el área pequeña madrileña. Dos golazos que hicieron añicos las ilusiones de Falcao. La última vez que de él se supo fue cuando, tras un salto con Puyol, acabó lastimado, sin mayores consecuencias.

Con su equipo ya entregado tras la reanudación, el colombiano se dedicó a perseguir sombras del balón. Como cuando corría de una base a otra en sus primeros años de infancia en los que compatibilizaba el diamante del béisbol con el rectángulo del fútbol.

Pero el ‘jonrón’ final, el que mató el partido definitivamente, lo logró de nuevo el hombre récord, Leo Messi. Y en dos ocasiones. Ni siquiera necesitó una gran actuación. En su primer disparo, a la media hora de partido, puso el tercero en el marcador.

Y para recordar a Falcao que solo es simple mortal, Messi culminó la remontada imitando el primer tanto del colchonero. Él mismo le birló la cartera a Godín y, ante Courtois, picó de forma brillante el esférico sobre su cuerpo, haciendo estéril su salida.

Fue su tanto noventa en este año. Y mientras un aficionado sorteaba a la seguridad del estadio y saltaba al césped para abrazar a Leo, un serio Falcao era el último rojiblanco en abandonar el campo al final, rendido a la tiranía del monarca absoluto del gol. EFE

Por ccarrera