La plaza interior del convento de San Diego luce ahora revitalizada tras un proceso de restauración en que el Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP) invirtió 157.057 dólares.
Esta intervención tenía el propósito de detener su deterioro y revalorizar este bien patrimonial respetando sus antecedentes históricos, así como los materiales y sistemas constructivos que se emplearon en el pasado para consolidarlo.
Otro frente de trabajo para recuperar este valioso sitio del Centro Histórico fue la instalación de un sistema de recolección y evacuación de aguas lluvias. Para ello se colocaron canales de piedra ubicados en forma perimetral a la plaza junto a la base del muro.
A todo ello se sumó una prospección arqueológica que permitió encontrar fragmentos de cerámica y restos óseos que fueron estudiados y debidamente documentados.