Madonna ha sido acusada por un grupo de activistas rusos de reclamar a su público que defienda los derechos de los homosexuales durante un concierto en San Petersburgo el pasado agosto, lo que es ilegal en la ciudad.
Esta ofensa supone un nuevo enfrentamiento de la diva con el gobierno. Nueve miembros del Sindicato de Ciudadanos Rusos la acusan de blasfemia y de dañar las bases culturales, y le reclaman 10 millones de dólares en compensación por los ‘daños morales’ sufridos.