Vie. Nov 22nd, 2024

Algo de historia, sacando a la luz antiguos, pero vigentes condicionantes religiosos que para muchos de forma velada, aunque muy efectiva, influyeron e influyen para que el trato cruel y bárbaro que se prodiga a los animales, sea el que es, es decir, sin límites.

Pero la historia y las religiones no sólo han traído personajes crueles para con los animales. Sin ir más lejos el mayor pacifista de la historia de la humanidad, Jesús de Nazaret, fue un amigo y defensor de los animales. En el Evangelio de Jesús, considerado apócrifo por las instituciones eclesiásticas leemos en el cap. 75 lo siguiente: “En verdad os digo que he venido para eso al mundo, para abolir todo sacrificio de sangre y el comer de animales y pájaros sacrificados por hombres. No derramando sangre inocente, sino mediante una vida honesta encontrareis la paz de Dios”. 

Pero si usted actualmente como amante de los animales afirma que los animales tienen alma y que el consumo de animales es algo así como canibalismo, o que los experimentos en animales son una degeneración perversa, sepa que será considerado como hereje puesto que tales afirmaciones constituyen un desprecio hacia las actuales y vigentes normas de la Iglesia.

Los católicos desobedientes y los 5,5 millones de personas no cristianas, es decir judíos, ateos, hinduistas, budistas etc.…están amenazados de condenación eterna por herejes. El desacato de dogmas, ritos y cultos dirigidos contra la vida y doctrinas absurdas y brutales de la Iglesia, las mismas que en muchas ocasiones deberían ser revisadas a nivel judicial por ser diametralmente opuestas a las propias Constituciones democráticas más avanzadas del mundo, supone el estar condenado eternamente.

La Iglesia considera como principales indicios de herejía al vegetarianismo y la protección animal. Por suerte y debido a que las actuales leyes nos protegen, se podría decir que la erradicación de herejes está por de pronto aplazada. Pero todo católico debería estar necesariamente obligado a saber sobre las arcaicas doctrinas de aniquilación de la Iglesia y de su vigencia, puesto que nunca han sido derogadas.

Más de uno se llevará las manos a la cabeza y pensará que menuda tontería, sin embargo téngalo presente, esto es así: Todos los vegetarianos de la Tierra son herejes impíos y están eternamente condenados, puesto que el doctor y santo de la Iglesia, san Agustín, así lo quiso. Justo a quien Benedicto XVI considera su amigo y pide siempre su ayuda y apoyo. Por si fuera poco, el Papa Juan III pronunció el siguiente anatema contra los vegetarianos: “Cuando alguien considera impuros los alimentos que Dios dio a los hombres para su deleite y renuncie a ellos que sea condenado”. Cita de Ignaz von Dölliner del libro “Contribuciones a la historia de las sectas en la Edad Media, tomo II”.

Un anatema es algo así como una condena a muerte o una cadena perpetua eterna, puesto que deja fuera de derecho alguno a los afectados. Es más, en el pasado cualquiera podría incluso matar sin consecuencias penales a quien había recibido uno de estos anatemas. En el libro “La fe de la Iglesia”, de los autores Neuner y Roos, 13, edición 1992, nota 382, leemos: “La Iglesia debido a su fundación de origen divino tiene la obligación de preservar con el mayor cuidado el bien de la fe divina”. Es decir, que si usted cree que los animales tienen alma o que hay que tratarlos con amor, según las normas canónicas vigentes y no derogadas, ¿debería usted ser por lo tanto erradicado como hereje?