Vie. Nov 22nd, 2024

En México muchos prisioneros escapan de la cárcel por la puerta principal. El ejemplo más reciente ocurrió en Piedras Negras, Coahuila, donde 131 reos salieron caminando de la prisión estatal.

Pero en los últimos años han ocurrido varios casos similares. Especialistas dicen que estas fugas reflejan la severa crisis del sistema penitenciario del país, que se ha convertido en un problema de seguridad nacional.

El presidente Felipe Calderón reconoce la gravedad del tema. En un mensaje por la red de internet de Twitter dijo que se han fugado al menos mil reos de cárceles estatales, el mayor número en la historia reciente.

Es un problema «tremendo», le dice a BBC Mundo Edna Jaime, directora de la organización independiente México Evalúa.

«Podemos presumir que hay corrupción, negligencia, ineficacia, y todo esto mezclado da por resultado lo que tenemos», explica.

Hacinamiento

Recientemente la agrupación civil hizo un estudio de los penales o cárceles mexicanas y encontraron problemas de hacinamiento, violencia, corrupción, violación a derechos humanos y sobre todo ausencia casi total de las autoridades en zonas que disputan o dominan carteles de narcotráfico.

«Hay penales que salieron del control de la autoridad porque (los carteles) también afuera tienen el control. Me refiero a lugares donde la autoridad no tiene presencia, es muy débil».

Un vocero de la Secretaría de Seguridad Pública le dijo a BBC Mundo que en ninguna de las cárceles a su custodia han ocurrido fugas, pues estos incidentes sucedieron en prisiones que controlan los gobiernos estatales.

Estas autoridades son las responsables de mantener la seguridad tanto de los prisioneros acusados de delitos comunes, como de quienes violaron leyes federales como narcotráfico o delincuencia organizada.

Números

En México existen 419 cárceles. De éstas 305 dependen de gobiernos estatales, 91 de municipios, diez de la alcaldía de Ciudad de México y el resto, 15, del gobierno federal.

Estas prisiones tiene capacidad de albergar a 194.483 reos, pero en realidad dentro de sus celdas viven 238.269, según datos de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP).

La sobrepoblación es parte del problema. De acuerdo con organizaciones internacionales -como la Oficina de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos- por cada preso debe existir idealmente un guardia que garantice su seguridad.

Pero eso no se cumple en México. Para cuidar las cárceles hay 29.763 custodios, como se llama en el país a los guardias de las prisiones.

De acuerdo con la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), en los penales existe un promedio de siete reos por cada custodio y en algunos casos, como las cárceles de Quintana Roo, la proporción es de 20 a 1, según documentó México Evalúa.

Además, estos guardias deben cumplir jornadas de 24 horas de vigilancia por 48 de descanso pero muchas veces el equipo no se completa por ausencias causadas por enfermedades, permisos o vacaciones.

Así, en las jornadas cotidianas no existe personal suficiente para cuidar los penales. Y a eso se agregan otros factores: sueldos bajos de los guardias, amenazas de bandas de delincuentes o corrupción de los directivos de los penales.

El resultado es autogobierno, como le llaman organizaciones civiles al control de los prisioneros de la cárcel donde viven, que se traduce en historias como la de la cárcel de Acapulco, Guerrero, donde los reos criaban gallos de pelea, o la del penal de Chihuahua, donde había un salón de fiestas con mesas de billar, bar, televisiones y aparatos de música.

Pero también en el caso de la prisión de Torreón, Coahuila, donde un grupo de reos salía todas las noches en vehículos de la policía a asesinar a sus rivales y luego regresaba a refugiarse en sus celdas.

Leyes

La crisis del sistema penitenciario de México no es nueva, coinciden especialistas, pero se agravó desde 2006 cuando el gobierno de Calderón inició una guerra contra el narcotráfico.

Además de la batalla militar contra los carteles, las autoridades aplicaron una política que antepuso el encarcelamiento a la prevención de los delitos, le explica a BBC Mundo Guillermo Zepeda, investigador del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO).

La consecuencia fue que se llenaron las prisiones. «La mayoría de los internos son de escasa peligrosidad. Dos de cada tres sentencias que se dictan en México son menores a tres años de prisión, lo que en el contexto legal del país significa delitos menores», explica el especialista.

Muchos de los acusados de delitos menores son reclutados por bandas de delincuencia organizada, que aprovechan la falta de control de las autoridades para trasladar su guerra a las cárceles.

Y como ocurre fuera de las celdas, el grupo que controla el narcotráfico fuera de las celdas es el que determina la vida de las prisiones, coinciden los especialistas.

Por eso han ocurrido varias fugas masivas de las prisiones mexicanas, añaden. Y también por ese control es que muchos reos escapan de prisión sin problemas.

FUENTE: BBC Noticias