El “Noveno Estudio Nacional de Drogas en Población Escolar de Chile 2011”, realizado por Senda, mostró resultados de dulce y de agraz. Mientras el consumo de tabaco entre adolescentes disminuyó del 12,7 al 8,1%, el consumo de marihuana aumentó del 15,1 al 19,5%. Estos resultados revelan una tendencia que se repite en EEUU y otros países europeos: los jóvenes prefieren la marihuana a los cigarrillos, entre otras razones por considerar al tabaco más pernicioso que la cannabis.
Aunque el estudio no entra en interpretaciones de por qué los jóvenes fuman menos que en 2009, se puede atribuir mérito a la campaña contra el tabaco que se ha desarrollado en el país. La situación de la marihuana es preocupante. El estudio de Senda muestra que el 48% de los adolescentes chilenos percibe que existe riesgo en su consumo, pero su uso aumenta en forma significativa respecto de 2009. Adicionalmente, se sabe que este consumo se inicia cada vez a más temprana edad, aumentando el riesgo de padecer una adicción. Las medidas preventivas son las únicas capaces de incidir en el consumo. Es necesario establecer estrategias a nivel educacional y familiar que ayuden a los jóvenes a comprender lo importante de no involucrarse con las drogas. Esto, más que una lucha o una prohibición, debe ser un proceso educativo.