11 sep (EFE).- La policía ocupó hoy una favela de Río de Janeiro para «devolverle la tranquilidad» luego de que la banda que controla el tráfico de drogas en esa barriada fuera acusada de la matanza de seis jóvenes, así como del asesinato de un pastor y de un cadete de policía en hechos separados.
Cerca de 250 agentes de la Policía Militarizada, apoyados por blindados de la Marina, ocuparon en la madrugada de este martes los principales accesos y calles de Chatuba, una favela en Mesquita, municipio del área metropolitana de Río de Janeiro, según informaron fuentes oficiales.
Las primeras operaciones permitieron la captura de doce supuestos narcotraficantes, la mayoría de ellos con drogas y dinero, y se busca la captura de los responsables de los ocho homicidios ocurridos desde el sábado, así como a una persona declarada como desaparecida y que se teme que también haya sido asesinada.
La ocupación fue ordenada «ante la cantidad significativa de crímenes bárbaros cometidos en el último final de semana por los narcotraficantes que dominan la comunidad de Chatuba», según un comunicado de la Secretaría de Seguridad Pública de Río de Janeiro.
El gobierno regional «entendió que era necesaria una acción urgente para devolverle la tranquilidad a aquella región» y «reducir drásticamente y de forma permanente la presencia del crimen en esa localidad», agrega la nota.
Según la secretaría, los policías del Batallón de Choque y del Batallón de Operaciones Especiales permanecerán en la favela por tiempo indeterminado y prepararán el terreno para la instalación de un cuartelillo permanente en Chatuba que contará con 120 agentes.
«Con estas medidas de carácter extraordinario queremos dejar claro que las acciones de extrema violencia de narcotraficantes o de cualquier otro grupo criminal tendrán una inmediata respuesta policial y la presencia permanente de fuerzas públicas en áreas atemorizadas por el crimen, con el fin de establecer las bases para un nuevo ambiente de pacificación», agrega la nota.
La policía acusa a los narcotraficantes que actúan en Chatuba de ser los autores de la matanza de seis jóvenes de entre 16 y 19 años cuyos cadáveres fueron encontrados el lunes en un callejón de otro barrio de Mesquita con señales de tortura.
Los jóvenes, declarados como desaparecidos por sus familiares dos días antes, habían salido de sus casas el sábado con la intención de dirigirse a una cascada próxima pero nunca llegaron a su destino.
Los cadáveres de los adolescentes, que no tenían antecedentes penales ni aparentes vínculos con pandillas o grupos criminales, fueron encontrados envueltos en sábanas, con las manos amarradas y numerosas heridas de balas y arma blanca.
La policía sospecha que fueron asesinados sólo por proceder de una barriada en la que actúa una banda de narcotraficantes rival a la que controla la venta de drogas en Chatuba.
«No tenemos dudas de que los traficantes de la favela de Chatuba mataron a los muchachos porque eran de otra barriada y porque atravesaron esa favela para dirigirse a la cascada», según Julio da Silva Filho, jefe de la comisaría de Policía Civil de Mesquita.
Los jóvenes fueron velados hoy en una ceremonia colectiva a la que asistieron cientos de personas, ya que el crimen conmocionó a Mesquita, cuya alcaldía declaró luto oficial de tres días.
El mismo grupo criminal que actúa en la favela ocupada es acusado del asesinato el sábado de un cadete de la policía y de un pastor de una iglesia evangélica, así como de la desaparición de una persona que estaba con el religioso.
Entre las doce personas capturadas figuran una pareja en cuya residencia la policía halló 433 papeletas con cocaína y 41 piedras de crack, así como un hombre identificado con el alias «Beto Gorducho», al que se le incautaron 50 gramos de cocaína y 15.000 reales (unos 7.500 dólares) en dinero.
El cuartelillo que será instalado en Chatuba busca garantizar la paz permanente de la favela y no forma parte de las Unidades de Policía Pacificadora (UPP) que las autoridades instalan en barriadas violentas junto con proyectos sociales y educativos.
La instalación de las UPP forma parte de una política iniciada por las autoridades de Río de Janeiro en 2008 para expulsar a las bandas de narcotraficantes de las favelas de la ciudad antes de los Juegos Olímpicos de 2016. EFE