Vie. Nov 22nd, 2024

10 sep (EFE).- El documental «Searching for Sugar Man», actualmente en la cartelera cinematográfica de Estados Unidos, narra la historia de un músico de origen mexicano cuyas canciones pasaron sin pena ni gloria en este país, pero, sin él saberlo, fueron muy populares en la Sudáfrica del «apartheid».
El documental del director sueco Malik Bendjelloul, premiado por la audiencia y el jurado en enero pasado en el festival de Sundance y ahora en exhibición en cines, tiene como protagonista a Sixto Rodríguez, un joven nacido en Detroit de padres mexicanos que se inició en la música en los años 60 en esa ciudad estadounidense.
Rodríguez, a quien le gustaba tocar y cantar en los bares de música folk, grabó un sencillo en 1967 que le permitió firmar un contrato con la discográfica Sussex, con la que hizo dos álbumes: «Cold Fact» (1970) y «Coming From Reality» (1971).
Sus discos se vendieron poco y Sixto, cuyo nombre artístico era simplemente «Rodríguez», abandonó su corta carrera artística.
Pero en Sudáfrica y en otros países africanos sus discos, primero en grabaciones pirata y luego en reediciones, se convirtieron en producciones de alta demanda popular.
Pronto la música de Rodríguez, que hablaba de los problemas de los desfavorecidos, se convirtió en el mensaje de fondo de la lucha contra la segregación racial en Sudáfrica.
De larga melena y gafas oscuras, Sixto Rodríguez no escribía canciones para escuchar o bailar, sino temas en los que hablaba de la pobreza y el coraje que la gente en Detroit sentía, incluyendo las revueltas de los afroamericanos en esa época.
Una canción en particular motivaba a los sudafricanos de color a seguir luchando y era «Poor Boy» de Sixto Rodríguez.
Al notar la popularidad de un artista a quien nadie conocía, la discográfica Blue Goose Music de Australia compró su catálogo de canciones y sacó al mercado ambos discos, y un nueva compilación de lo mejor de ambos titulada «At his Best.»
Esto llamó la atención de los sudafricanos Steven Segarmann y Craig Bartholomew Strydom quien se propusieron encontrar a Rodríguez, que para ese entonces trabajaba para una compañía en la demolición de edificios.
Finalmente, en 1998 los sudafricanos encontraron a Rodríguez, ya de 70 años, viviendo en Detroit y desde entonces, la fama ha vuelto a tocar a su puerta.
«Cuando yo estaba escribiendo estas canciones, parecía como que una revolución estaba llegando a Estados Unidos», contó Rodríguez recientemente a la revista Time. «Los jóvenes estaban quemando sus tarjetas de inscripción militar y las ciudades estaban llenas de coraje», dijo.
Ahora otros artistas están haciendo covers de su material como son sus canciones «Sugar Man» e «Inner City Blues», y su historia inspira un documental. EFE

Por vgongora