9 sep (EFE).- Las mujeres palestinas podrán pedir el divorcio a sus maridos si no consuman el matrimonio, o si saben de antemano que va a tomar una segunda esposa, según una nueva legislación que entró en vigor esta semana en Cisjordania.
La ley supone un auténtico balón de oxígeno para la mujer palestina, que durante años ha visto pisoteados sus derechos por unas tradiciones que daban al marido plenos poderes sobre la vida familiar.
«Descubrí que las leyes existentes no ayudaban a las mujeres a resolver sus problemas y que necesitábamos enmendarlas y agregar nuevas para poder ayudarlas», dijo a Efe el jeque Yusuf Dais, jefe de los tribunales de la Sharía, la ley islámica que rige en todos los asuntos familiares en los territorios bajo control de la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
Tanto el matrimonio, como el divorcio, la custodia de los niños, pensiones o herencias están regulados por tribunales religiosos en Cisjordania y Gaza.
Al entrar en funciones hace un año, Dais se encontró una situación en la que la mujer que aspiraba a divorciarse se enfrentaba ante una espera de años y debía gastar grandes sumas en abogados y en agrias batallas legales y familiares con sus maridos.
«Algunos casos de divorcio se prolongan durante años porque la mujer no tiene posibilidad de presentar pruebas del maltrato que sufren de sus maridos o de convencer a testigos para que presten testimonio», explicó.
Con un renovador espíritu, inusual para un líder religioso, Dais subraya que «las relaciones entre parejas deben basarse en el amor, no en odio y luchas».
«Por tanto, debemos ayudar a la mujer a poder separarse de su marido si es lo que desea, porque nadie debe ser obligado a quedarse junto a una persona con la que pelea todo el tiempo», abunda.
Bajo la ley palestina, el hombre podía divorciarse de su mujer en cuanto quisiera sin tener que probar nada ante los jueces, mientras que la mujer, por el contrario, no podía presentar una demanda de divorcio sino pedirle a su cónyuge que lo hiciera, o pleitear por malos tratos.
Ahora, por ejemplo, podrá pedirlo ella misma si el matrimonio no ha sido consumado, como ocurre con los acuerdos entre distintos clanes y familias, y para lograrlo deberá devolver la dote y los regalos recibidos.
Algunas parejas musulmanas eligen firmar un acuerdo matrimonial tras el que no conviven inmediatamente después. Esto otorga a los contrayentes una libertad social mayor para salir juntos sin ir acompañados de familiares, que las parejas comprometidas
En estos casos, en los que la pareja no ha mantenido relaciones sexuales, las mujeres pueden solicitar el divorcio a sus maridos bajo la nueva legislación, que sólo se aplica a musulmanes, pues la Iglesia rara vez concede la nulidad a los cónyuges cristianos.
«Este es un momento histórico. Una de mis clientes lleva tres años intentando divorciarse de su marido», afirma Ikram El-Qaisi, abogado de Ramala especializado en la ley islámica.
El-Qaisi explica que su cliente ofreció al marido grandes sumas de dinero por divorciarse, pero él las rechazó y «convirtió su vida en un infierno».
«Con esta nueva ley, podrá empezar ahora una nueva vida con dignidad y libertad», asegura.
La nueva normativa recibió un espaldarazo tras el asesinato de Nancy Zboun a manos de su marido y a plena luz del día el mes pasado en Belén, que dejó patente la necesidad de ayudar a las mujeres que aspiran al divorcio y se topan con obstinados maridos.
Sumud Dumairi, jefe de la Fiscalía en los tribunales religiosos, afirma que «la nueva ley concede al juez la posibilidad de abrir causa a su libre albedrío», sin necesidad de pruebas ni testigos.
Otra de las leyes que ha sido enmendada es la que permite al marido tomar una segunda, tercera o cuarta mujer, según los preceptos más arraigados del islam.
En este caso, se introdujo una enmienda, según la cual el marido está obligado a informar a su mujer de la intención de contraer un nuevo matrimonio, para que ella decida si desea pedir o no el divorcio.
También se modificó una sección de la ley de herencia relativa a la mujer que hasta ahora servía a los hombres para aprovecharse de ellas.
A partir de ahora la mujer podrá recibir el valor real de las propiedades que herede, en lugar de un «valor estimado» que hermanos y otros familiares aprovechaban para desvalorizarlas y quedarse con ellas por precios muy reducidos.
La nueva legislación ha sido recibida con beneplácito por las féminas, aunque no así entre numerosos hombres que estaban acostumbrados a tener la última palabra en las cuestiones familiares. EFE