7 sep (EFE).- Tuvieron que transcurrir 73 minutos para que los ecuatorianos rompieran con la angustia y fue Felipe ‘Felipao’ Caicedo, del Lokomotiv ruso, el que puso a festejar a los aficionados ecuatorianos al convertir el penalti que dio el triunfo a su selección frente a una Bolivia aplicada en defensa.
Y es que Bolivia, que para muchos parecía fácil, resultó muy complicada, con un sistema defensivo que copó los espacios en su territorio y dio poca movilidad a los hábiles ecuatorianos.
Los pronósticos más conservadores apuntaban a una ventaja de dos tantos y algunos muy entusiastas vaticinaban una goleada que nunca llegó.
En casi todo el partido Ecuador fue al ataque y, en el primer tiempo, el guardameta Alexander Domínguez prácticamente pasó de vacaciones.
Pero el gol no llegaba y los erráticos remates y centros de los ecuatorianos sólo aumentaban la preocupación.
La entrada de ‘Felipao’ al minuto 55 puso algo de calor en los entumecidos aficionados, que esperaban que el corpulento delantero hiciera de las suyas.
No se lo había visto con su selección por un año, por decisión del cuerpo técnico comandado por el colombiano Reinaldo Rueda, que no lo había convocado, pese al reclamo de muchos hinchas.
El propio Caicedo participó en la jugada que dio origen al penalti, cuando el árbitro venezolano Juan Soto pitó la controvertida falta máxima por una carga sobre el volante ecuatoriano Luis Saritama.
El tiro lo ejecutó Caicedo en el minuto 73 e hizo saltar a todos sus compatriotas, incluso al portero local, Alexander Domínguez, que en el otro arco se había ubicado de rodillas y de espaldas a la ejecución.
Ya desequilibrado el marcador, el festejo fue a rabiar y el público presente en el Atahualpa quiteño esperaba más, pero no fue así.
Incluso un cabezazo del boliviano Alejandro Chumacero a las manos de Domínguez sacó un suspiro agudo de los graderíos.
Aunque Bolivia atacó un poco más, las acciones continuaron en la misma tónica del resto del partido, con un Ecuador ordenado y una Bolivia aplicada.
Antonio Valencia, del Manchester United inglés, también intentó y llevó susto a la defensa boliviana, mientras en las gradas la gente parecía rezar para que de los botines de él saliera una de sus habituales jugadas brillantes.
El pitido final fue un alivio para los ecuatorianos, pero en los bolivianos quedó la duda sobre la sanción del penalti.
Este triunfo, que deja a la selección ecuatoriana con 12, hace que los aficionados sueñen con el regreso a un Mundial, tras la no asistencia al de Sudáfrica 2010. EFE