Dom. Nov 24th, 2024

Lionel Messi, dio el triunfo al Barcelona en la final del Mundial de Clubes, al marcar con el pecho, en el minuto 110, el gol de la victoria (1-2) del once catalán sobre Estudiantes de La Plata, que se ahogó en la orilla. Pep y sus pupilos entran en la historia del fútbol  mundial.
Tenía que ser él, Messi, quien estaba llamado a dar la estocada en el partido que debía decidir el campeón del mundo. Un gol suyo, con el pecho, con el escudo, rompió la igualdad, para dar al equipo azulgrana un trofeo que se le resistía.
El Barcelona acaba de entrar con letras de oro en la historia del fútbol, al cerrar el 2009 con la actuación más espectacular jamás conseguida por un club, después de sumar su sexto título, con la consecución del Mundial de Clubes en Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos). Los Messi, Xavi, Puyol, Valdés e Iniesta (que no pudo jugar) han situado su fútbol y al Barcelona en el epicentro de interés mundial, junto al técnico, Josep Guardiola, un ganador nato desde que decidió sentarse en el banquillo azulgrana. Lo que acaba de conseguir el Barcelona es único en la historia, pues, además de la Liga Española, la Copa del Rey, la Liga de Campeones, la Supercopa de España y la Supercopa de Europa, cierra el 2009 con el título del Mundial de Clubes, tras una prórroga y gracias a los goles de Pedro Rodríguez y Lionel Messi.
Si insuperable se presenta la marca del Barça, aún más sorprendente es el registro que ha establecido Josep Guardiola, un trotamundos. Después de que abandonó al Barcelona en el 2001 (Brescia, AS Roma, Al-Ahli SC Doha y Dorados de Sinaloa mexicano) y desde que decidió sentarse en el banquillo, todo lo que toca lo convierte en oro. En su primer año, ganó la Liga de tercera división con el Barça Atlétic y ascendió en la liguilla, a la segunda B.
Al año siguiente debutó con el primer equipo, justo cuando la entidad vivía una agitación social que llevó al club a una moción de censura impulsada por un numeroso grupo de socios, que el presidente Joan Laporta salvó por los pelos.
Sólo faltaba la guinda del pastel y esta la fue a buscar a la ciudad emergente de Abu Dabi, donde derrotó en las semifinales al Atlante y al Estudiantes. Después de conseguir esta cima, este Everest del fútbol, las expectativas en el Barcelona pasan por intentar un nuevo ascenso, pero con la certeza que ya nada a partir de ahora será igual, porque nadie esconde que el exigente público azulgrana, ya no entenderá que su equipo no lo gane todo a partir de ahora.
Para contener una depresión preventiva, Guardiola ha vuelto a echar mano estos días en Abu Dabi de su sabiduría para hacer entender al aficionado azulgrana, que el mensaje que ha querido transmitir en su corta carrera como entrenador del Barça, no es un equipo ganador, sino un grupo de jugadores que dejarán el alma en el campo por la entidad y que cuentan con que no siempre será posible la victoria. Mientras este discurso repetido una y otra vez tiene el propósito de calar entre la afición, Guardiola,  deja un legado que parece insuperable, aunque no inigualable, no sólo en el propio club, sino en el resto de entidades. EFE.

Por ccarrera