30 ago (EFE).- El conductor del autobús en que el pasado marzo murieron 28 personas, 22 de ellas niños, en un accidente en un túnel de una autopista suiza, tenía una patología coronaria que puede provocar infarto, aunque no hay pruebas de que esta dolencia fuera la causa primera de la pérdida de control del vehículo.
Así lo revela la autopsia realizada al conductor y que ha sido hecha pública hoy por el Olivier Elsig, fiscal general del cantón del Valais, región de Suiza donde se encuentra el túnel en el sucedió el accidente.
La autopsia deja claro que el conductor murió a causa de las lesiones sufridas en el accidente, aunque revela una patología que eventualmente podría haber motivado la supuesta indisposición del chófer y la consecuente pérdida de control del autobús.
El informe médico legal establece que se detectó en el conductor «una patología coronaria en la forma de una arteriosclerosis (acumulación de grasa) en la arteria coronaria izquierda con un estrechamiento de al menos un 60 por ciento».
«Esta patología puede provocar problemas del ritmo cardíaco, incluido un infarto, problemas que pueden ser favorecidos por otros factores de riesgo que presentaba el conductor, como el tabaquismo o el exceso de grasa en la sangre; sin embargo, no existen pruebas de que esta patología esté en el origen del malestar que explicaría la pérdida de control del vehículo por parte del interesado», concluye.
Para determinar si ese «eventual» malestar podría haber estado ligado a la patología coronaria, la Fiscalía ha solicitado al Centro Universitario de Medicina Legal que haga una investigación minuciosa al respecto.
La autopsia también reveló que la presencia en la sangre del conductor de paroxetina se debe a la ingestión diaria de un medicamento antidepresivo.
No obstante, el citado centro también deberá determinar si la cantidad de paroxetina en la sangre del chófer podría haber provocado efectos secundarios incompatibles con la actividad que ejercía.
Los análisis toxicológicos confirmaron que el chófer no conducía bajo los efectos de alcohol o estupefacientes.
El pasado 15 de junio, los peritos que investigan las causas del accidente descartaron un desperfecto del autobús y excluyeron factores como la intervención de otro vehículo, un defecto de la calzada o una velocidad excesiva.
El vehículo chocó de manera frontal contra una de las paredes del túnel de una autopista en la localidad de Sierre.
El autobús, que contaba con dos conductores, había partido bajo la conducción del chófer más experimentado (52 años) y aproximadamente unos 75 minutos después se detuvo un minuto para realizar el cambio de conductor.
Fue allí donde el volante pasó a manos de un chófer de 34 años, con el que el autobús sólo recorrió 2.222 metros en dos minutos antes de que el accidente se produjese.
En el informe de la Fiscalía hecho público hoy también se estudió el tiempo de reposo de los dos conductores durante un mes, y todo estaba en orden.
La «única infracción» se detectó el 24 de febrero, 19 días antes del accidente, cuando el chófer que conducía cuando se produjo el accidente, que trabajaba también como controlador en una empresa de transporte, «tuvo un tiempo de reposo al límite de la legalidad».
El fiscal Elsig señala en su comunicado, que «si se confirma que la única causa razonable del accidente está relacionada con el conductor fallecido, se considerará la clasificación penal del caso».
El accidente en cuestión causó conmoción en Europa porque la mayoría de víctimas eran niños entre once y doce años que volvían a Bélgica, donde residían, luego de haber pasado una semana de vacaciones en una estación de esquí en Suiza. EFE