El lento tránsito hacia una cultura de lectura de libros electrónicos en mercado latino se dinamizará con la puesta en marcha, a cargo de la Unesco, de una mejor plataforma digital.
El Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (Cerlalc), organismo de la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) del que forman parte 21 países del continente, está “trabajando en dotar a la región de una plataforma única iberoamericana que contenga el catálogo de todas las producciones nacionales”, según señaló el presidente del organismo, Fernando Zapata.
La plataforma permitirá que los lectores puedan comprar en línea las obras que se producen en la región, desde publicaciones académicas hasta los apasionantes relatos que con sus plumas narran autores como Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa.
A pesar de que, según dice Zapata, en América Latina no hay “una clientela adecuada para la venta de libros digitales”, la industria editorial está ampliando la oferta de contenidos electrónicos en el continente.
El informe «Global Entertainment and Media Outlook: 2012-2016», de la PricewaterhouseCoopers (PWC), publicado en junio pasado, proyecta que para 2016 el gasto mundial en libros electrónicos será de 20.800 millones de dólares, lo que representará el 17,9 % del mercado total, mientras que en 2011 fue solo del 4,9 %.
Para el avance del libro electrónico, América Latina será un mercado fundamental y, por ello, la compañía estadounidense de comercio en línea y creadora del dispositivo de lectura digital Kindle, Amazon, abrirá en 2013 tiendas virtuales en Argentina, Chile y Brasil.
Un estudio de la Asociación de Editores Americanos (AAP, sus siglas en inglés), publicado en mayo pasado, encontró que las ventas de libros electrónicos en EE.UU. aumentaron un 201,6 % de 2010 a 2011.
Los compradores latinoamericanos que en 2010 representaron ganancias para los editores estadounidenses de 427.900 dólares, en 2011 gastaron 1,3 millones, por debajo de los mercados de Europa y de Reino Unido que llegaron a los 5,8 y 7,1 millones, respectivamente, según la AAP.
Pero los países del continente no solo se han preocupado por ampliar la oferta de libros electrónicos, sino en aumentar su propia producción y esto ha permitido que, según los últimos datos de las agencias nacionales de ISBN, la región pasara de producir 6.639 en 2008 a 7.513 en 2009.
A la baja disponibilidad de dispositivos de lectura en Latinoamérica y la falta de catálogos digitales se suma la reducida oferta de obras en español, en comparación con las obras en inglés.
El porcentaje en América Latina era del 6,1 %, en 2009, según las últimas cifras de que dispone el Cerlalc.
Consciente de sus limitaciones, el continente debe trabajar de acuerdo a sus capacidades y enfocar sus esfuerzos en la educación, ya que «por más que tengamos dispositivos a la mano, si el profesor no cumple con generar amor por la lectura, si en la casa no animan a los niños para que lean, internet no lo va a hacer», recalcó Zapata.