No es el sombrerero loco de «Alicia en el país de las maravillas» pero comparte su atrevimiento, reclamo de las clientas más valientes del diseñador Philip Treacy. Lady Gaga, una de las más asiduas, le encarga a veces los sombreros por SMS y para el mismo día.
En una entrevista con EFEstilo, Treacy confiesa con una sonrisa: «A veces me escribe un mensaje que dice: ‘tengo ganas de ponerme un sombrero rojo hoy'». Hace una pausa dramática, se ríe y continúa: «¡Y entonces yo le hago un sombrero rojo!».
Aunque la diva del pop también tiene tiempo para acercarse a su taller de Londres a pedírselo. Eso sí, con exigencia temporal: «Quiero un nuevo sombrero, hoy».
«Es divertida, es una persona muy agradable y tiene mucho talento», explica sobre la camaleónica artista. Aunque sus exigencias de agenda y requerimientos puedan parecer excéntricos, reconoce que crea muy a gusto para ella, porque «cuando la gente es encantadora, tú das más».
La moda es comunicación y «es importante mirar, especialmente a los niños, por eso me gusta trabajar con Lady Gaga», admite el diseñador irlandés, para quien la cantante es una gran influencia para los más pequeños, que la ven llevando pamelas y tocados, y «cuando crezcan pensarán: ‘yo quiero uno de esos sombreros locos'».
Favorito de la realeza británica y las celebridades, Treacy ha dejado su sello en los tocados más sencillos de Kate Middleton o en los más sofisticados de Madonna; un universo creativo que cultiva desde los cinco años, cuando cosía vestidos y sombreros para las muñecas de su hermana.
Acostumbrado a vestir la testa de los personajes más famosos, reconoce que «es divertido trabajar con iconos». «No es fácil», pero respeta su talento y cree que «son gente con algo extra» que aportar, por eso, dice, es «interesante interactuar con ellos».
Su clientela más selecta a veces solo le dice «haz algo para mí». Y tanto si se trata de Sarah Jessica Parker, Lady Gaga, Grace Jones o Camilla Parker, la mujer del príncipe Carlos, lo que él quiere es que sean «felices y estén guapas».
A la princesa de Asturias, Letizia Ortiz, que califica de «preciosa», le diseñaría un sombrero «menos dramático» que el que crearía para Michelle Obama.
Para la mujer del presidente de Estados Unidos haría un tocado «precioso», explica. «Se viste con elegancia y le gustan la moda y los colores, no es una persona de aspecto aburrido», asegura, al contrario que otras primeras damas que visten trajes «más conservadores».
Además, «las mujeres negras están fantásticas con sombreros», sentencia, y explica la anécdota del espejo de su tienda: «Cuando las mujeres blancas se miran se preguntan ‘¿me sienta bien?’, y las negras se miran en el mismo espejo y dicen ‘¡estoy fantástica!'».
El sombrero que aún no han modelado sus manos y le gustaría diseñar es «un edificio en Shangai, un coche o un barco», cualquier objeto es fuente de inspiración para él, porque su mundo de siluetas y colores está impregnado por «el lenguaje de las formas» y la vida moderna es así, argumenta.
«Me gusta el presente, algunos diseñadores piensan en los años veinte, treinta o cuarenta, pero es más emocionante ser diseñador de sombreros hoy». Por eso Treacy considera que su trabajo es apasionante, ya que puede «influir en cómo la gente percibe los sombreros en el siglo XXI», reconoce orgulloso.
A los menos atrevidos les recuerda: «La gente cree que necesitas seguridad para llevar un sombrero», pero eres tú quien gana en confianza cuando llevas uno, advierte.
Antes de alcanzar el reconocimiento mundial del que hoy goza, este diseñador que en la escuela cambió las clases de manualidades de los chicos por las de costura de sus compañeras, estudió moda en el National College of Art & Design de Dublín y en 1988 obtuvo una plaza en el prestigioso Royal College of Art de Londres.
Desde que lo descubriera la mítica estilista de la revista «Tatler» y luego gran amiga, Isabella Blow, Treacy ha trabajado con los nombres propios de la más alta costura: Valentino, Chanel, Armani, Alexander McQueen, Donna Karan, Karl Lagerfeld, Gianni Versace o Ralph Lauren.
Su último diseño más sonado es fruto de la colaboración con Riccardo Tisci para Givenchy: el sombrero de oro egipcio que Madonna lució durante su actuación en febrero último en la Super Bowl. EFE