Vie. Nov 22nd, 2024

12 ago (EFE).- El pebetero de Londres 2012 se desintegró hoy al ritmo de Take That en las 204 partes que lo formaban y dio paso a un fénix gigante de luces y fuego que presidió el estadio hasta que la bailarina Darcey Bussel apagó definitivamente la llama.

En un final sorprendente y espectacular, el pebetero se desintegró poco antes de la medianoche, diecisiete días después de prender el espíritu olímpico en la ciudad, pero creó un fénix gigante de veinte metros de ancho que quedó suspendido encima de la audiencia.

Las 204 piezas que formaban el pebetero, una representando a cada país competidor, se separaron paulatinamente formando una especie de cúpula de fuego mientras un fénix aparecía por encima del estadio y en el escenario subía el grupo Take That a interpretar el tema «Rule the World«.

Los cuatro integrantes del grupo hicieron levantar a la mayor parte de la audiencia hasta que un espectáculo de fuegos artificiales puso fin a la actuación y dio paso a la bailarina británica ya retirada Darcey Bussel, que apareció sobrevolando el despejado cielo londinense con dos alas gigantes.

Después de aterrizar en el centro de la pista, Bussel interpretó junto a cuatro bailarines del Royal Ballet vestidos con crestas mohicanas y otras doscientas artistas una intensa coreografía con el tema «Spirit of the Flame», compuesto para la ocasión por David Arnold, autor de la banda sonora de cinco películas de James Bond.

Con el final de la coreografía, el pebetero terminó de abrirse y fue la bailarina Bussel que, con un hipotético soplo, apagó las 204 pequeñas llamas, que no volverán a impregnar al mundo de espíritu olímpico hasta Río 2016.

El pebetero, uno de los secretos mejor guardados antes de que empezaran los Juegos, estaba formado por 204 piezas transportadas por todas las delegaciones participantes que se unieron en una acción espectacular en la ceremonia inaugural.

La llama llegó al estadio por el Támesis en una lancha tripulada por David Beckham que la cedió al último relevista, el exremero Steve Redgrave, quien se la entregó a siete jóvenes deportistas que fueron los encargados de encender el pebetero.

La ubicación del pebetero, que en la ceremonia de apertura estuvo situado en el centro del estadio Olímpico, también fue motivo de polémica ya que se colocó en el interior del recinto, en un extremo de la pista, por lo que no era visible desde fuera.

En la ceremonia de clausura, la llama estuvo en el tercer sitio diferente desde que empezó los Juegos, en la misma zona de la pista donde estuvo durante la celebración de las pruebas atléticas, pero algo más centrada. EFE

Por ccarrera