La vorágine de los Juegos Olímpicos se palpa en Londres, donde se sitúa el parque olímpico, pero en el centro de la capital británica las calles están más vacías y el comercio se queja de una caída de las ventas.
La gran explosión económica que, según el Gobierno, iban a traer los Juegos, que durarán hasta el 12 de agosto, no sólo no se ha notado aún, sino que hoteleros y operadores de agencias de viajes lamentan que han salido perjudicados. “Los Juegos Olímpicos alejan a los turistas habituales, que evitan esos destinos porque temen que todo será más caro”, declaró David Tarsh, responsable de la Asociación europea de touroperadores.