19 jul (EFE).- Las autoridades religiosas y científicos de países musulmanes tendrán que poner hoy todo su empeño en observar el a veces imperceptible creciente de la luna antes de declarar el inicio del mes de ayuno de ramadán.
En el Instituto egipcio de Investigación de Astronomía y Geofísica ya están listos para mirar al horizonte justo después del atardecer.
Los expertos apenas tienen unos minutos para percibir el creciente lunar y comunicárselo a la máxima autoridad musulmana de Egipto, el gran muftí, Alí Gomaa, que en una ceremonia proclamará oficialmente el inicio del ramadán.
Desde la base del Instituto en el sur de El Cairo, en el barrio de Heluán, el investigador del Espacio Mohamed Garib detalló a Efe que cinco equipos se encuentran repartidos en varias provincias del país para seguirle el rastro a la luna en un día tan especial como este.
Pese a llevar 25 años buscando la luna para determinar el comienzo del ramadán, Garib reconoció no haberla visto nunca, por lo que o bien sus compañeros repartidos en otras zonas del país la observaron o el gran mufti fue quien decidió al final.
Tanto si los científicos divisan el creciente lunar como si no lo consiguen, sus resultados son trasladados a la autoridad religiosa, quien tiene la última palabra en fijar el comienzo del ramadán, previsto en esta ocasión a partir de la medianoche del jueves.
Cabe la posibilidad de que el ramadán empiece un día más tarde si no hay evidencia de la salida del astro, alargando así hasta los 30 días el actual mes sagrado de shaabán.
Las autoridades eclesiásticas defienden que solo el ojo humano puede intervenir en la observación del creciente de la luna, considerado la señal de arranque del ramadán.
Este mes es el noveno de los doce que componen el calendario islámico, basado en los ciclos lunares, y debe su carácter sagrado a que fue en este periodo cuando el Corán fue revelado a Mahoma.
Junto a la tradición, los astrónomos musulmanes también son capaces de calcular con anterioridad el inicio de cada fase lunar y emplean telescopios que les facilitan su labor.
El Instituto de Astronomía apuntó hace semanas que este año el ramadán empezará mañana, viernes, y terminará el próximo 20 de agosto, por lo que ahora solo falta comprobar que sus predicciones se cumplen.
Entre los obstáculos naturales que suelen condicionar el trabajo de los científicos y, por tanto, el anuncio oficial, están la posible nubosidad, el brillo del cielo, al altitud de la luna sobre el horizonte, las condiciones atmosféricas o la ubicación geográfica.
No es extraño que varios de estos factores confluyan en zonas como el Observatorio de Heluán, levantado en 1903 sobre una inmensa explanada desértica que con los años ha ido llenándose de un gran número de viviendas y fábricas contaminantes.
Garib explicó que los procedimientos también varían en función de los países: mientras que algunos como Arabia Saudí se guían por la observación de la luna a simple vista, otros como Turquía solo tienen en cuenta las investigaciones astronómicas.
Aunque cada país es libre de decidir, las diferencias entre suníes y chiíes quedan igualmente marcadas cuando se trata de marcar el primer día de ramadán.
Si bien la mayoría de los fieles suníes siguen la fecha fijada por Arabia Saudí, Irán -de mayoría chií- iniciará dicha festividad el próximo sábado, un día después de lo previsto en Egipto, señaló hoy la Sociedad Iraní de Aficionados a la Astronomía.
No obstante, si algo comparten todos los musulmanes es el ayuno durante el ramadán, uno de los cinco pilares del islam por el que dejan de comer, beber, fumar o practicar el sexo desde el alba hasta el ocaso.
Esto hace que las noches se vivan intensamente, con grandes banquetes y reuniones entre familiares y amigos que se prolongan hasta la festividad del «Aid al Fitr», la cual marca el fin del ramadán.
Será entonces cuando los musulmanes vuelvan su mirada al cielo para comprobar que la luna comienza a crecer en el horizonte, una tarea a la que seguirán dedicando sus esfuerzos astrónomos como el egipcio Garib. EFE