13 jul (EFE).- La reducción de su hábitat por la expansión agrícola y la escasez de animales y frutos de los que se alimentan han generado un conflicto entre los osos andinos de Ecuador y los campesinos, que amenaza con su extinción, según los expertos.
Se calcula que hay entre 20.000 y 25.000 ejemplares en Venezuela, Colombia, Perú, Bolivia, el noroeste de Argentina y Ecuador, donde se les conoce como osos de anteojos.
La principal amenaza a la que se enfrentan, especialmente en Colombia y Ecuador, es la caza por parte de los campesinos en defensa de su ganado, al que los osos atacan debido a la reducción de otras fuentes alimenticias, según el presidente de la Fundación Oso Andino, Armando Castellanos.
«Le he dicho a la gente que están pagando un peaje a lo que hicieron, ahora ven más osos cerca de sus casas porque destruyeron el bosque, sacaron todos los árboles frutales que había de aguacates, mortiños, higos del bosque», señaló.
A eso se suma la cacería de las presas naturales de los osos, como tapires, venados y conejos, que ha acabado con la «despensa» de estos grandes mamíferos.
Los osos andinos viven en páramos y bosques tropicales, aunque se adaptan bien a distintos ecosistemas, y su dieta también es muy variada ya que comen desde carroña hasta animales vivos y frutos cultivados, explicó Castellanos.
Algunos machos grandes también atacan el ganado y son responsables, por ejemplo, de la muerte de unas 200 cabezas en las provincias ecuatorianas de Carchi e Imbabura en sólo dos años.
«La gente ahí piensa que todos los osos comen ganado», pero Castellanos subraya que si así fuese «no habría ni una vaca».
Con las personas son «bien tímidos» y solo hay informes de algún intento de ataque cuando defienden a sus oseznos, dijo Castellanos, quien añadió que en Ecuador únicamente se han registrado «dos o tres» casos de ataques de osos, contra cazadores que les hirieron.
Negros con manchas blancas, los machos pueden pesar hasta 200 kilos y de pie pueden medir 2,20 metros de altura, mientras que las hembras son más pequeñas.
Se les conoce como osos de anteojos porque algunos tienen manchas blancas alrededor de los ojos, pero también los hay completamente negros.
Según Castellanos, el andino «es el único oso en Sudamérica, no hay más osos. O sea, el oso perezoso, el hormiguero no son osos, son otros animales pero como los ven felpuditos les dicen osos».
A los osos primero «hay que entenderlos», subraya Castellanos, empeñado en dar charlas sobre esos animales para que los campesinos se enteren que no sólo comen carne.
Como posibles soluciones al conflicto, el experto menciona un buen manejo de los pastos y también del ganado, porque las vacas pastan en cualquier lugar y esto para los osos que ya probaron carne es como «decirle a un niño que no toque el dulce», dijo.
Sacar del lugar al oso que ataca al ganado no es una solución a largo plazo, comenta Castellanos, a tenor de una experiencia en la que un animal regresó tras ser alejado más de mil kilómetros, porque siempre vuelven adonde nacieron.
Matar al oso tampoco resuelve el conflicto pues «ese mismo espacio es ocupado rápidamente por otro que está esperando la oportunidad», apuntó Castellanos, quien opinó que la única solución es que los campesinos aprendan a convivir con ellos.
El experto sugiere también la reforestación con los mismos árboles que fueron talados y de los que se alimentaban los osos, que dispersan las semillas y mantienen así la diversidad en los cultivos.
«Cuando suben a los árboles para comer, abren (espacios) y entra luz, y las otras plantas que no podían crecer empiezan a crecer más», comentó el biólogo al señalar que el oso también «mantiene la salud del bosque».
En Ecuador los osos están en todos los Andes, aunque los más amenazados se encuentran en las provincias de Pichincha, Imbabura y Carchi, informó. EFE