Este ha sido uno de los aciertos del régimen (habrá que reconocerlo), pero lo que no se ha contemplado aún es la capacitación para quienes tengan falencias académicas o pedagógicas. En fin no solo es cuestión de remover a los malos elementos, sino también de ofrecer herramientas necesarias para que los maestros no se queden en la calle simplemente. Habrá que recordar también que los maestros también son el resultado de nuestra educación.
En todo caso también apelaríamos a la autoeducación, ya que quien tiene ganas de aprender lo hace sin necesidad de tener un sistema detrás que siempre le facilite las cosas. Esperemos que de a poco tengamos por fin una educación integral de acuerdo a las exigencias de la globalización.