6 jun (EFE).- A 50 días de que comiencen los Juegos Olímpicos, el 27 de julio, la seguridad y el transporte son las principales obsesiones de Londres, volcada en los preparativos para convertirse en foco de atención mundial durante 17 jornadas.
El Jubileo de Diamantes de la reina Isabel II, que ha movilizado esta semana a millones de personas en el centro de la capital británica, ha sido la prueba de fuego para el envejecido sistema de transporte de la ciudad, que ha funcionado sin problemas a pesar de las aglomeraciones y las dudas que pesan sobre su capacidad.
Con los estadios y recintos deportivos concluidos desde hace meses, las autoridades británicas centran su atención, además del transporte, en un dispositivo de seguridad que costará casi 700 millones de euros y que involucrará a cerca de 42.000 personas, entre militares, policías, agentes privados y voluntarios.
Además del plan para vigilar Londres durante el verano, los servicios secretos MI5 y Scotland Yard han sometido a escrutinio desde hace meses al cerca de medio millón de personas que han solicitado acreditación para los Juegos, ya sea como trabajadores, atletas o miembros de comités olímpicos de las 205 naciones que competirán en Londres 2012.
A pesar de la cantidad de agentes implicados en el dispositivo, el secretario de Estado de Seguridad del Reino Unido, James Brokenshire, aseguró que el plan está diseñado para pasar «inadvertido» a los asistentes a los Juegos.
Brokenshire puso como ejemplo el recorrido alrededor del Reino Unido de la antorcha olímpica desde el 18 de mayo que, en su opinión, está «bien protegida» sin que «una presencia masiva de policías estropee el ambiente festivo».
La antorcha parece haber despertado el fervor olímpico de los británicos, que se han echado en masa a los márgenes de las carreteras y las calles para ser testigos de una comitiva que, según el Comité Organizador de Londres 2012 (LOCOG), pasará a menos de 16 kilómetros del 95 por ciento de la población el Reino Unido.
El fuego olímpico, que desembarcó en el Cornualles (suroeste de Inglaterra) procedente de Grecia el 18 de mayo, llegará al Estadio de Stratford, en Londres, el 27 de julio, después de recorrer cerca de 13.000 kilómetros a manos de unos 8.000 relevistas.
El periplo británico de la antorcha concluirá durante una ceremonia de inauguración de la que se han desvelado pocos detalles y a la que el exbeatle Paul McCartney pondrá el colofón, según él mismo confirmó esta semana.
Junto con las finales de atletismo y natación, las ceremonias de apertura y clausura son los eventos que generan más expectación en los Juegos y, a pesar de que la mayoría de pases están vendidos desde hace meses, esta semana saldrá a la venta una última remesa de entradas para ambas ceremonias a partir de 995 libras (1.120 euros).
En un proceso de venta de entradas que ha sido una constante fuente de polémica para el LOCOG, el Comité Organizador ha colocado hasta la fecha siete millones de pases para los Juegos, si bien todavía faltan por vender cerca de 1.800.000, la mayoría, 1.250.000, para la competición de fútbol.
Solamente los espectadores de los Juegos generarán 20 millones de desplazamientos en el transporte público de Londres este verano -tres millones en el día con más afluencia a los estadios-, en lo que supone uno de los principales retos de la ciudad de cara a la cita olímpica, la tercera que celebrará en su historia.
Para evitar colapsos en el metro y los autobuses, las autoridades londinenses aconsejan desde hace meses a las empresas que permitan a sus empleados trabajar desde casa durante los Juegos Olímpicos o que organicen las vacaciones de la plantilla en esas fechas.
Los aeropuertos serán otro punto clave para absorber a los cientos de miles de visitantes que recibirá Londres este verano y se espera que Heathrow, el aeródromo con más tráfico de Europa, registre tras las Olimpiadas el día de mas actividad de su historia, con casi 140.000 viajeros marchándose de la capital. EFE