Vie. Nov 22nd, 2024

4 jun (EFE).- Ganar un título con la selección portuguesa es la asignatura pendiente de Cristiano Ronaldo, la indiscutible estrella lusa que a sus 27 años espera asegurarse el segundo «Balón de Oro» de su carrera en la Eurocopa de junio.

Un deseo muy comprensible, ya que si lo consigue querrá decir que su gran rival en el universo futbolístico, el argentino Leo Messi, habrá sigo relegado después de conquistar tres seguidos en las últimas temporadas.

Nacido en 1985 en un modesto barrio de Funchal, capital de la idílica isla de Madeira, Cristiano Ronaldo dos Santos Aveiro podrá amarrar en Polonia y Ucrania el título que le distingue como el mejor del planeta y desbancar del trono a su rival del Barcelona, el argentino Leo Messi.

Su título liguero con el Real Madrid y sus 46 goles en el campeonato, cuatro por debajo del propio Messi, le sitúan como uno de los principales candidatos al galardón que ya ganó en el 2008 al servicio del Manchester United.

Una buena Eurocopa con Portugal le otorgaría una preciosa ventaja sobre el argentino, que este año no compite ni en un mundial ni en una Copa América por su selección, aunque sí en las eliminatorias para Brasil 2014.

La responsabilidad del capitán luso es elevada si se tiene en cuanta que el combinado nacional está encuadrado en un espinoso grupo: Alemania (9 de junio), Dinamarca (13) y Holanda (17) serán los rivales a batir para alcanzar los cuartos de final.

Sin embargo, el seleccionador Paulo Bento ha quitado drama al asunto y ha aseverado que la estrella portuguesa ya ha hecho méritos suficientes con su club para alzarse con el balón de oro.

«No meteremos a Ronaldo la presión de resolver nuestros problemas», ha insistido Bento.

Tercer máximo goleador de la historia de la selección con 32 dianas en 89 partidos internacionales, el madeirense vive por fin un idilio futbolístico con la camiseta nacional después del vía crucis de la era Carlos Queiroz (2008-2010), cuando solo sumó un tanto en competición oficial.

Los reproches sobre su rendimiento y liderazgo de entonces se han esfumado a medida que los goles han ido apareciendo. Siete en la fase de clasificación del Europeo. La paradójica etiqueta que soporta desde que alcanzó al estrellato mundial -excelente en sus clubes y discreto en la selección- parece haberla dejado atrás.

Escorado a la izquierda, Ronaldo capitaliza el ataque de Portugal. Sus compañeros le buscan y él no se esconde ni cuando la fortuna le es esquiva. Como en su club, las faltas y los penaltis son también de su responsabilidad.

Subcampeón europeo en el 2004 -cuando cayó en casa en una triste final ante Grecia- y cuarto en el Mundial del 2006, el «siete» de la selección aún guarda la espina clavada de Sudáfrica 2010, cuando perdió 1-0 ante España, luego campeona.

Impotente por la inoperancia ofensiva de su equipo, Ronaldo salió en aquel fatídico 29 de junio enfurecido del césped e incluso llegó a escupir a un cámara. «Vete a grabar a los ganadores», espetó.

Después, su reacción ante la prensa empeoró lo visto en el campo: «¿Explicaciones? (por la derrota) Hablen con Carlos Queiroz».

Dos años después, más maduro y reconfortado por el título liguero del Real Madrid, Cristiano quiere ser una referencia en la selección de su país, tal y como lo fueron los legendarios portugueses Eusebio da Silva Ferreira y Luis Figo.

«Estos con los colores que vamos a defender en el Campeonato de Europa. Con un único objetivo: conquistarlo», confesó del delantero, ambicioso como siempre ante el gran reto de su carrera con la selección. EFE

Por ccarrera