Jue. Nov 21st, 2024

Las derrotas duelen más, cuando estas se producen por falta de entrega, actitud, garra y jerarquía. Nadie puede negar, que la selección registró ante Uruguay, su más baja producción en el marco de estas tortuosas eliminatorias. Un equipo sin alma, sin arrestos, sin el ‘Factor H’, tan necesario para encarar los momentos cruciales, cayó en la impotencia y se dejó arrebatar en el ‘Atahualpa’, la extraordinaria posibilidad de afianzar su posibilidad de luchar por un boleto directo al mundial.
Duele por la gente, que sufrió acaso, una de las más grandes decepciones de la historia. Duele observar la indolencia de un  grupo de jugadores, que demostraron que no están aptos para la alta competencia. Para afrontar la responsabilidad de colocarse el equipo al hombro, en los momentos críticos, como a su tiempo lo hicieron el inolvidable ‘Tin’ Delgado, el mismo Jaime Iván Kaviedes o Alex Aguinaga. Esos ‘gladiadores’ que son capaces de sacar la carreta del lodazal, en medio del temporal borrascoso, son los que se hacen acreedores a la gloria.
Los que jugaron el sábado, salvo honrosas excepciones, exhibieron su debilidad de carácter, su sangre de orchata y su corazón chiquito para encarar la lucha con coraje y casta, defraudando  a la afición que llenó el estadio y paralizó el país.  Quedaron en deuda y deberían sentir profunda vergüenza por su tibieza.
Este grupo de endiosados jugadores, están mal conducidos por un cuerpo técnico imberbe e incompetente, que mostró su novatada y su carencia de liderazgo. Las poses de divos, nace desde la cúpula directriz de la Federación Ecuatoriana de Fútbol. Cabalgando en las ancas de la soberbia, que les brindó la potencial calificación al tercer mundial consecutivo, tras ganarle a ese equipo de “gorditos”, que puso Bolivia en La Paz, los ‘galanes’ de la FEF se pasearon a placer en estos tiempos, mientras los uruguayos, con Figueredo a la cabeza, no se cansaron de presionar ante todos los estamentos por el tema álgido del arbitraje. Los ‘popes’ estaban en otro baile. Seguramente ya se frotaban las manos, pensando en la lista gigante de viajeros a Sudáfrica, en la que pagarían todos los favores, pactarían nuevos compromisos y engrosarían el ‘ejército de alfombras’, que crece desde todos los ángulos, en forma cómplice.
La vida les dio una dura lección, Nunca es posible confeccionarse el abrigo antes de cazar al animal. Aparte, uno no entiende el folklore pueblerino, que exhibe nuestra selección. La salida a la cancha de varios jugadores con sus bebés en brazos, es una actitud insoportable, que el débil Vizuete se traga sin protestas. Todos hacen lo que se les viene en gana. Desde el jefe de prensa, que se mete a la cancha, en traje deportivo, en lugar de encaminar su tarea con el maltratado periodismo, abarrotado como un grupo de cerdos, mientras los dirigentes y sus amigotes, ocupan todos los palcos. Basta de tanta afrenta. Basta de tanto ridículo. Menos mal, y como están las cosas, ya es hora de pensar en un cambio drástico, en la perniciosa cúpula directriz.   

 Por: Rául Cruz Molina

Por ccarrera