4 abr (EFE).- El «Día de Barrer las Tumbas» o «Qingmingjie» en mandarín, que se celebra hoy, es una tradición de más de 2.500 años de antigüedad en la que los chinos visitan los cementerios para limpiar las tumbas de sus muertos y queman dinero y otras ofrendas de papel para rendirles homenaje.
El respeto por los muertos puede comprobarse estos días en cementerios como el de Wan An (Paz Eterna), a las afueras de Pekín, al que acuden miles de personas con ramos de flores, útiles de limpieza, frutas, pasteles y hasta pequeñas radios portátiles para complacer y distraer a los difuntos.
«Después de visitar al ser querido uno siente tranquilidad en el corazón, pero también añoranza», cuenta a Efe uno de los que visitaron al cementerio.
Es costumbre ir antes del mediodía, y si se va por la tarde es posible que a uno lo miren mal, por no respetar a los que viven en el otro mundo o no conocer adecuadamente las tradiciones.
Según cifras del Ministerio de Asuntos Civiles de China, alrededor de este festivo más de 120 millones de chinos acuden a los cementerios y tradicionalmente encienden varillas de incienso y queman dinero para, según la costumbre, asegurar la prosperidad en el más allá.
Pero, además de dinero real, también se queman imitaciones de papel de objetos de lujo de marcas famosas como carteras Louis Vuitton, automóviles, relojes, vino, cigarros, vestidos, ordenadores, iPads, iPhones e incluso concubinas de papel o niñeras.
En la ciudad de Cantón (Guangzhou), los llamados «sacrificios de papel» se encarecieron en un 50 por ciento este año debido al incremento del costo laboral de los artesanos que los fabrican y de los materiales con que se confeccionan.
«No estoy preocupada por el aumento en los precios porque pocos cantoneses se negarían a gastar dinero para adorar a sus ancestros durante el festival», comentó una vendedora al «China Daily».
Según datos de la Asociación de Consumidores de China citados por el mismo diario, el país anualmente vende más de 1.000 toneladas de productos de papel durante el día festivo, por un valor que supera los 10.000 millones de yuanes (unos 1.590 millones de dólares).
Al gasto en artículos o dinero de papel se añaden otros como la compra de flores frescas o de lechón laqueado (comida típica para dar en ofrenda a los fallecidos) que en las últimas semanas también han subido sus precios.
En los días previos al Qingmingjie uno de los temas candentes ha sido el alto costo de las parcelas para enterrar a los difuntos, que en algunos casos resultan ya más caras que una casa, en un país en el que debido a la superpoblación falta espacio tanto para los vivos como para los muertos.
En Pekín el precio de una parcela de un metro cuadrado para enterramiento oscila entre los 42.000 yuanes (6.600 dólares) y el millón de yuanes (159.000 dólares).
Además, los compradores saben que sólo pueden poseer el nicho por 20 años y que en promedio deberán añadir 3.000 yuanes (400 dólares) más por la lápida y otros 3.000 más por la urna de las cenizas y gastos de traslado de ésta.
Actualmente, cinco de los cementerios más famosos de la capital china están totalmente copados y los más de diez restantes han aumentado sus precios en más de un 50 por ciento.
Además de la controversia generada por el alto costo de los nichos chinos, el festival de Qingmingjie se ha visto marcado este año por la aparición de portales de internet con servicios para enviar cartas a los parientes fallecidos o redactar memorias en honor a los mismos.
También ha sido noticia la aparición de avisos en internet de más de 300 empresas que ofrecen servicios para limpiar las tumbas, quemar incienso, hacer ofrendas y hasta llorar por los difuntos de aquellos que durante el festivo no pueden visitar a sus muertos, por 1.800 yuanes (300 dólares) la hora. EFE