El rock potente de Arctic Monkeys sobresalió hoy en el festival de música alternativa Lollapalooza Chile, en una noche en la que la islandesa Björk brilló con luz propia al ofrecer su versión más futurista con la presentación de su último álbum Biophilia.
Los británicos y la polifacética artista nórdica fueron los platos fuertes de la jornada inaugural de este certamen, ideado hace 21 años por el cantante de Jane’s Addiction, Perry Farrell, que por segunda vez desembarca en Santiago donde, además de música, la ecología y el arte son también protagonistas.
Bajo un sol de justicia, el Parque O’Higgins abrió sus puertas este sábado para dar la bienvenida a las cerca de 100.000 personas que se prevé que este fin de semana presencien las actuaciones de los más de 60 artistas que desfilarán por los seis escenarios que se han instalado para esta edición.
El padre de la criatura, Perry Farrell, no quiso perderse los primeros latidos del festival y con optimismo dio el pistoletazo de salida de una cita que espera que se consolide como una de las referencias en el panorama de música alternativa de sudamérica.
«Sin decir que los del año pasado fueran malos, los artistas son mejores que el año pasado. Cada vez viene más gente extranjera», aseguró Farrell, quien mañana actuará junto a su grupo Jane’s Addiction.
La banda chilena de pop, Dion, fueron los encargados de romper el hielo y estrenar los altavoces del Lollapalooza, por los que durante la tarde de sábado sonaron, entre otros, el rap del alemán Gentleman, el rock de los norteamericanos Cage the Elephant y el funk de los chilenos «Los Tetas».
Pero la organización esperó a que la luz del día se apagara para dar entrada a los platos fuertes de la jornada.
Así, a las 20:00 hora local (00:00 horas GMT) y ante la espera impaciente de un joven público con ganas de bailar y saltar, salieron a la palestra los cuatro componentes de Arctic Monkeys, que presentaron los temas de su último álbum «Suck it and See».
Con un sonido cargado de energía, Alex Turner, Jamie Cook, Matt Helders, Nick O’Malley brindaron su versión más punk con un repertorio en el que sobresalieron algunas de sus últimas creaciones como «Don’t sit down cause I’ve moved your chair», «Brick by Brick» o «That’s Where You’re Wrong».
Pero fue con el rock más «indie» de sus primeros trabajos con el que la banda de Sheffield hizo disfrutar a un entregado público chileno que coreó sus canciones más populares.
Así, con éxitos pretéritos como «Brianstorm», «The view from the afternoon», «I bet you look good on a dancefloor o «When the sun goes down», los británicos sacaron lo mejor de su sonido eléctrico para convencer a unos fieles seguidores que al finalizar la hora y cuarto de concierto se quedaron con ganas de seguir con la fiesta.
El festival cambió de registro a las 21:30 hora local para dar paso al sonido hipnótico de la expresiva voz de Björk, quien presentó «Biophilia» su creación más atrevida y tecnológica.
Acompañada de un coro formado por veinte voces femeninas, un inmenso órgano, una batería y una tableta electrónica que efectuó las funciones de un sintetizador, la islandesa demostró que sigue siendo una de las artistas más sorprendentes y creativas de la escena independiente.
Fiel a su peculiar estilo, Björk apareció en el escenario con una peluca de color naranja y se mostró risueña y próxima durante la hora y media que duró su espectáculo.
El ritmo hipnótico de «Crystalline», «Mutual Core» o «Virus», tres de sus últimas creaciones, convencieron a un auditorio que también pudo degustar alguno de sus antiguos temas como «Joga» o «Pagan poetry».
El festival cerrará este domingo su segunda edición en Santiago con el consolidado rock de los estadounidenses «Foo Fighters», que actuarán por primera vez en Chile.