1 abr (EFE).- El vicepresidente suní de Irak, Tarek al Hashemi, abandonó hoy el Kurdistán iraquí, donde está refugiado tras ser acusado por la justicia de ordenar asesinatos, para viajar a Catar, donde prevé reunirse con el emir Hamad bin Jalifa al Zani.
Al Hashemi comienza de esta forma una gira por «varios países vecinos», según un comunicado de su oficina de prensa, que especifica que, tras su viaje, regresará al Kurdistán iraquí.
El viaje a Catar responde a una invitación formulada por el propio emir catarí, e incluirá también un encuentro de Al Hashemi con el primer ministro de ese país, Hamad bin Jasin bin Yaber al Zani.
El comunicado destaca que solo se conocerá «más tarde» el resto de países que recorrerá el vicepresidente suní, que posteriormente regresará a «su residencia en el Kurdistán».
La agencia oficial catarí QNA informó de la llegada a Doha de Al Hashemi, y se limitó a decir que se trata de una «visita oficial de varios días», y que fue recibido en el aeropuerto por el ministro de Estado Hamad bin Naser bin Yazem al Zani.
Se trata de la primera ocasión en que Al Hashemi abandona Irak después de que, la justicia emitiera el pasado 19 de diciembre una orden de detención contra él partiendo de los testimonios de algunos de sus guardaespaldas, que reconocieron haber realizado operaciones contra policías, funcionarios gubernamentales y peregrinos chiíes.
Su partida, además, se produce solo cuatro días antes de que, el próximo jueves, se celebre una conferencia nacional, a la que están invitadas todas las fuerzas políticas, para tratar de superar la graves diferencias entre los representantes de las diferentes comunidades del país.
Bagdad ha pedido en varias ocasiones a las autoridades de la región autónoma del Kurdistán que cumplan con la orden de detención y entreguen a Al Hashemi para que comparezca ante un tribunal.
Desde la emisión de la orden de detención contra el vicepresidente, que se produjo un día después de la retirada total de las tropas estadounidenses, Irak vive una grave crisis política y un repunte de la violencia, la mayoría contra la comunidad chií. EFE