Vie. Nov 22nd, 2024

12 mar (EFE).- Los hermanos Nan, dos campechanos músicos del sur de China, saben interpretar un fragmento de «Carmen» con una armónica hecha de zanahorias o un clarinete improvisado con una lechuga: han actuado hasta para el primer ministro chino, y ahora sueñan con llevar su música «vegetariana» a todo el mundo.

Nan Weitong y su hermano pequeño, Nan Weiping, se han hecho famosos en su país al actuar en «China tiene talento», la versión oriental del programa británico que encumbró a Susan Boyle.

Su humilde casa de Pekín, en el sur de la ciudad, es quizá la única del mundo donde los instrumentos musicales se guardan en la nevera.

«Empezamos tocando instrumentos tradicionales chinos, pero se nos ocurrió la idea de usar verduras y hortalizas porque de pequeños, cuando nos criamos en el campo, los usábamos para hacer ruido», cuenta Weitong en su casa, donde otra artista de su pueblo, Liu Juan, participa con ellos en los conciertos caseros.

Liu y los hermanos Nan, originarios de la provincia de Anhui (este de China, cerca de Shanghái) no dudan en ofrecer a los periodistas que les visitan un recital con todo su instrumental, que incluye patatas y boniatos que ahora son ocarinas, brotes de bambú de bello sonido y tallos de loto, todo ello comestible.

La mayoría de los instrumentos vegetales son elaborados creando orificios en las hortalizas con un taladro eléctrico, medidos con precisión para que sus distintas profundidades generen diferentes notas al soplar por ellos.

No basta con agujerear, cuenta a Efe Weiping, pues luego se han de secar los orificios con esponjas u otro material absorbente, además de usar pequeños trucos caseros, como untar los agujeros con miel para que se sequen, endurezcan y puedan así producir música.

El hermano pequeño explica que, lógicamente, estos instrumentos son bastante efímeros, y a veces se pueden usar sólo un par de días. «Pero aquí no desperdiciamos nada, después les quitamos la parte seca, los freímos y nos los comemos», comenta entre risas.

Los hermanos Nan en realidad son capaces de convertir en instrumentos musicales casi cualquier cosa, y su recital no se limita sólo a ingredientes de menestra, sino que muestran su pericia para crear armonía con un tubo de pasta de dientes -de ella sale una canción navideña-, un grifo o una cañería/flauta.

Pero el instrumento favorito de los Nan es una especie de órgano elaborado con botellas de refresco, patentado por ellos y con el que Weitong muestra su maestría -y rapidez de movimientos con la cabeza- interpretando con ella un muy español pasodoble taurino.

«La idea de las botellas fue una de las que primero se me ocurrió, por pura casualidad, cuando estaba bebiendo agua en verano y al soplar sin querer escuché un sonido musical», cuenta el músico, que sueña con poder actuar algún día fuera de China.

«Queremos darnos a conocer más, y salir al mundo», explica Liu, quien aprende de los hermanos Nan el arte de sacar música de cualquier objeto, comestible o no, y señala que sería una buena idea crear una gran orquesta en la que decenas de instrumentos vegetales sonaran en armonía.

Los tres músicos son capaces de tocar más de 60 instrumentos, y ya han tenido el honor de actuar en el complejo de Zhongnanhai, el cerrado y exclusivo recinto junto a la Ciudad Prohibida donde residen el primer ministro chino Wen Jiabao y el presidente Hu Jintao.

Mientras llevan su música vegetal por distintas ciudades del país asiático, sueñan con actuar en el exterior y se aseguran, por lo menos, de que su arte nunca les hará pasar hambre. EFE

Por ccarrera