12 mar (EFE).- Por segunda vez en cinco días el sitio de internet del Vaticano, www.vatican.va, está bloqueado y el grupo Anonymous ha reivindicado el ataque, señalando con sorna que espera «con ansia» que la Santa Sede lo excomulgue públicamente en una «plaza pública».
De momento, el Vaticano no ha confirmado ese ataque informático a su página web.
Anonymous ha apuntado en una nota en su blog italiano que de nuevo ha «bloqueado» la página web del Vaticano y señalado, dirigiéndose a la Santa Sede: «Vuestros sistemas son menos seguros de los que os gustaría creer».
A la vez que aseguran que han realizado «una incursión en el banco de datos» del sistema informático vaticano.
El grupo anónimo que actúa en la red acusa al Vaticano de usar «repetidores con una potencia que supera ampliamente los límites de la ley» para hacer que llegue Radio Vaticano a todos los rincones del mundo.
Ello conlleva exponer a la población que tiene «la desgracia» de vivir cerca de esos repetidores «a ondas electromagnéticas de elevada intensidad que causan graves enfermedades como leucemia y otros tipos de cánceres».
Anonymous agrega que «no puede tolerar esa situación» y que insistirán en sus ataques informáticos al Vaticano.
«Con ansia, todos los que formamos parte de Anonymous esperamos la excomunión oficial en una plaza pública», concluye en su mensaje.
El pasado día 7 ese grupo anónimo mantuvo bloqueado -«colocado bajo asedio», según su terminología- durante casi todo el día al sitio de la Santa Sede.
Lo hizo, según un comunicado, «en respuesta a las doctrinas, a las liturgias y a los preceptos absurdos y anacrónicos que vuestra organización, la Iglesia Apostólica Romana, con ánimo de lucro propaga y difunde en el mundo entero».
Anoymous acusó a la Santa Sede de ser «responsable» de la «esclavitud de pueblos enteros», usando «como pretexto» la difusión del evangelio y de haber ayudado a criminales nazis, de cubrir a los clérigos pederastas, de rechazar «objetos frutos del progreso» como los preservativos o de intentar erradicar el aborto. EFE