11 mar (EFE).- Cientos de mujeres ecuatorianas desfilaron hoy por las calles de Quito para exigir la abolición del machismo y la violencia de género, en la singular «Marcha de las putas» que también se ha realizado en otros países de América.
Algunas con sus cuerpos desnudos y pintados y otras con pancartas, demandaron al Estado poner un «¡basta!» a la violencia contra las mujeres y un cambio cultural en la conducta de sus compatriotas.
«No es no» y «Yo decido sobre mi cuerpo», fueron algunas de las consignas coreadas con fuerza por las manifestantes, integrantes de colectivos feministas que contaron con el apoyo de otros grupos sociales como el GLBT (Gay, Lesbianas, Bisexuales y Transexuales).
La marcha recorrió varias calles de una zona céntrica y comercial de la capital conocida como La Mariscal, donde abundan también locales de diversión, hasta llegar a la Plaza del Quinde, un habitual sitio de concentración de jóvenes.
En ese lugar se instaló una tarima para la presentación de grupos musicales y artísticos, ante la mirada de cientos de curiosos, sorprendidos por el «duro» mensaje de las manifestantes.
Rosa López, dirigente del Movimiento Femenino de la provincia costera de El Oro, dijo a Efe que llegó a Quito para apoyar la marcha y oponerse a «la violencia sexual y la violencia contra las mujeres».
Señaló que la palabra «puta ha sido adoptada por la cultura patriarcal para someter y juzgar a las mujeres» y como una «barrera para impedir que la mujeres podamos alcanzar nuestros derechos».
López remarcó que este tipo de violencia se traduce en «violaciones, incesto, asesinatos, vejaciones y otras agresiones» que, a veces, la sociedad «se resiste a ver» o «denunciar».
La activista también reclamó «la enorme deuda que tiene el Estado» con las mujeres, tradicionalmente «excluidas, estigmatizadas y discriminadas» por una sociedad en la que «domina el machismo».
Por su parte, Victoria, de la Coordinadora Juvenil de Quito, dijo a Efe que la consigna principal de la marcha es «No es no», como una respuesta ante la «violencia explícita o implícita que hay en el día a día».
«No a los piropos, no a la violencia y no a que nos victimicen con la palabra puta, por eso nos hemos reapropiado de esta palabra» que ha sido «utilizada como un estigma», pero que podría convertirse en «un referente» de la movilización feminista.
Recordó que manifestaciones similares se han realizado en Brasil, Perú, El Salvador, Colombia, Estados Unidos y Canadá, por lo que concluyó que la lucha de las mujeres ha traspasado las fronteras de las naciones.
Victoria fue una de las muchas jóvenes que desfilaron con sus cuerpos desnudos y pintados, lo que, según dijo, representó «una manifestación de protesta y de expresión de lo que es ser libre en un espacio donde se puede gritar de esta forma».
Piropos agresivos como el «mijita, mamita, venga le toco, ya no. Nadie me va a estigmatizar por lo que soy», añadió Victoria, tras dejar en claro que los colectivos femeninos del país se han comprometido a «institucionalizar» este tipo de marchas.
En la manifestación también participaron colectivos GLBT y uno de sus dirigentes, Freddy Lobato, comentó que no sólo son las mujeres las que están expuestas a la marginación y discriminación.
«Los homosexuales son usalmente vistos como mujeres y esta supuesta feminidad es mal vista porque hay una violencia hacia lo femenino. Por eso nosotros apoyamos esta marcha», añadió Lobato, al criticar que las mujeres que «se visten diferente son tachadas de putas».
Para el activista, la sociedad ecuatoriana y mundial debe aceptar estos «cambios culturales» y «respetar lo diferente», para acabar con «las fobias» impuestas desde la antigüedad.
No obstante, varias personas que circulaban por las calles recorridas por la marcha expresaron su sorpresa por la marcha y se preguntaban si las manifestantes eran verdaderamente prostitutas.
Una señora de edad increpó a una de las activistas y le dijo «todas ustedes son putas», mientras la otra le preguntaba: «¿es que acaso a usted nadie, nunca le dijo puta?». EFE