Desde hace varias décadas las mujeres han luchado por tener el lugar que se merecen en las sociedades del mundo. Hay que entender que la equidad no es comportarse igual que un hombre, sino tener los mismos derechos asumiendo las diferencias propias de cada género. En este sentido, los roles han sido fabricados desde las necesidades de las sociedades patriarcales y machistas que se han desarrollado a través de la historia. Por lo que ha costado demasiado romper con estos esquemas. Si bien es cierto, se han conseguido ciertos avances, pero aún no llegamos a una sociedad sin discriminación y sin machismo. Ese cambio empieza desde las mismas mujeres, cuando se asuman como un ser humano con ideales, derechos, obligaciones, voz, voto propios e individuales.
