Gloria, 38 años. Mi marido fue a visitarme al trabajo y ocupó un rato el internet. Él muy bobo, se olvidó de cerrar su correo y revisé sus mensajes. Descubrí que me estaba traicionando con una tal «Rossy». Cuando llegué a la casa, le pregunté por la susodicha y el cínico me reclamó por leer su mail. No es la primera vez que me pone los cachos. Hace dos años me adornó la frente con una mujer casada. Me prometió no volver a hacerlo y me rogó que lo perdone. No sé por qué creí en su palabra. La verdad fui una tonta por pensar que los hombres cambian. Ahora estoy fregada, porque estoy embarazada de nuestro primer hijo y ya no me puedo separar.
Mi querida Gloria:
El hecho de que estés embarazada, no quiere decir que tengas que aguantar infidelidades. Ese no es un ambiente sano para un niño. Hazle saber a tu esposo que puede perderte.
Tu amiga Conchita