28 feb (EFE).- A los católicos filipinos no les bastará con abstenerse de comer carne durante los viernes de cuaresma, sino que deberán contener sus impulsos de navegar por internet o enviar mensajes de teléfono móvil para cumplir nuevos mandamientos de la influyente Iglesia de Filipinas.
«¿Por qué no rebajar el número de mensajes de móvil? En nuestro tiempo, moderar los mensajes, el tiempo de navegación por internet, el alcohol o el tabaco pueden ser una forma de sacrificio para cumplir con la cuaresma», propuso el presidente de la comisión para la juventud, Joel Baylon, en la revista de la Conferencia Episcopal.
Más del 80 por ciento de la población se declara católica y los templos del archipiélago se llenan en domingo, pero la Iglesia quiere además que los católicos filipinos se abstengan de emplear las nuevas tecnologías durante esos señalados días.
Un mandamiento que se percibe será difícil de cumplir por parte de muchos fieles filipinos, que viven pendientes de su móvil y han hecho del mensaje de texto su principal forma de comunicación.
Filipinas, donde según la web especializada Mashable cada usuario envía una media de unos 600 mensajes al mes, es conocida como «la capital mundial de los mensajes de texto».
«Creo que no tiene mucho sentido. El sacrificio implica que uno se abstenga de hacer algunas cosas para ayudar a otros, pero no sé cómo puede ayudar que yo deje de usar internet o mi teléfono móvil», dijo a Efe Pamela Dizon, una estudiante manileña de 21 años.
Además de la contrición tecnológica, la Conferencia Episcopal filipina ha multiplicado sus recomendaciones, que incluyen también reducir el consumo de pescado, un alimento tradicional durante los días de vigilia.
«Parece que en este país, muchos entienden la abstinencia como la oportunidad de darse un gran festín y están muy contentos de comer cangrejos, gambas y otros mariscos», protestó el pasado domingo el arzobispo emérito de Filipinas, Oscar Cruz.
El clérigo admitió que en sus tiempos de seminarista, cada miércoles de ceniza y viernes de cuaresma eran una buena oportunidad de deleitarse con el pescado de Filipinas, que cuenta con uno de los ecosistemas marinos más valiosos del planeta.
«Era una fiesta para nosotros porque podíamos comer manjares que están más ricos que la comida habitual. De este modo se pierde el sentido del sacrificio con el que se ideó esta ley en Europa. En Filipinas deberíamos comer menos pescado», alegó Cruz.
Según la Iglesia filipina, cualquier fuente de placer o afición son susceptibles de sacrificio para cumplir con la fe, incluidas la comida rápida, las vacaciones e incluso la numismática.
«Soy un coleccionista de monedas, de modo que durante la cuaresma no toco mi colección. Hay muchas cosas que nos brindan placer. Por ejemplo, la comida de McDonald’s», dijo Cruz.
En la misma línea, Baylon insistió en que no sólo se trata de abstenerse de consumir carne los viernes sino todo lo que a uno le gusta, sobre todo dulces, refrescos y comida rápida, y privarse de lujos y actividades de ocio.
«Si la gente preocupada por su salud está dispuesta a ponerse a dieta para adelgazar y tener mejor aspecto, ¿por qué no imponer la misma disciplina para embellecernos por dentro», señaló el clérigo.
«Se trata de imponer disciplina en nuestro cuerpo para liberar nuestras almas. Por eso un buen sacrificio puede ser no irnos de vacaciones», apuntó.
Para Vanessa Manabat, una filipina católica de 28 años, «la Iglesia no tiene perspectiva cuando dice estas cosas, piensa que todo el mundo puede permitirse una vacaciones o atiborrarse a marisco».
«Entiendo que se haga un sacrificio, pero dada la miseria que sufre este país, para millones de personas ya es suficiente sacrificio vivir el día a día sin saber qué podrán echarse a la boca», lamentó la joven. EFE