23 feb (EFE).- El sindicato mundial de futbolistas (FIFPro) expresó hoy su «apoyo incondicional» a los jugadores peruanos y a su huelga y criticó el «pésimo comportamiento» de algunos clubes del país.
«La FIFPro apoya plenamente a los jugadores. El futbolista profesional es un trabajador, que debe recibir una remuneración por sus servicios», señaló la organización en un comunicado.
El campeonato peruano vive una importante crisis después de que el pasado fin de semana los jugadores profesionales decidiesen, en señal de protesta, no disputar la primera jornada del torneo, que jugaron juveniles y reservas.
Los profesionales reaccionaron así a la decisión de la Asociación Deportiva de Fútbol Profesional de dar un plazo de 24 meses a los clubes para saldar las deudas con los futbolistas.
«Los jugadores en Perú están ejerciendo su derecho a la huelga. Consideran esta acción como la principal medida de presión para lograr lo que les corresponde: que se les pague su salario a tiempo», subrayó FIFPro.
El sindicato recordó que el reglamento de la federación peruana y la FIFA disponen que todos los clubes deben haber saldado las deudas con los futbolistas antes del inicio de una nueva temporada o haber suscrito un acuerdo con los sindicatos para el pago.
Ante la huelga de jugadores, varios clubes han anunciado su intención de abandonar el fútbol profesional -caso del Universidad San Martín- y otros han decidido sancionar o deshacerse de sus futbolistas.
Éste último es el caso del Universidad César Vallejo, que anunció ayer que ha despedido a todos sus jugadores por acatar la huelga promovida por el sindicato de futbolistas profesionales peruanos.
Mientras, la directiva del Unión Comercio «ha sancionado a todos los jugadores con la retención del cincuenta por ciento de sus salarios mensuales» y la del «FBC Melgar ha anunciado la imposición de una elevadísima multa a sus jugadores», recordó FIFPro.
«Este tipo de reacciones demuestran la falta de respeto a los futbolistas profesionales», señaló el sindicato, que confía en que los clubes «recapaciten» y «se den cuenta de que las exigencias de los jugadores son absolutamente legítimas». EFE