23 feb (EFE).- La prueba de sangre oculta en heces y la colonoscopia son igual de eficaces para la detección precoz del cáncer de colon, pero la primera tiene un coste mucho menor que la segunda (2 dólares y medio frente a entre 200 y 240 dólares) y es más aceptada por las personas susceptibles de padecer la enfermedad.
Estas son algunas de las conclusiones preliminares de un estudio español que compara las dos estrategias que se utilizan normalmente para detectar este tipo de cáncer, que se puede diagnosticar precozmente, es decir antes de que la persona note algún síntoma.
Una enfermedad que padecerá a lo largo de su vida una de cada 20 personas, pero que si se detectara a tiempo se podría curar en el 90% de los casos, de ahí la importancia de este estudio que certifica el éxito de los test no invasivos en su detección, según explicaron hoy los doctores Antoni Castells y Enrique Quintero.
Los resultados iniciales del estudio, promovido por la Asociación Española de Gastroenterología (AEG), abren la puerta a que sea más fácil y viable un cribado masivo de este tipo de cáncer entre la población de riesgo, hombres y mujeres de 50 a 69 años.
Es «una posibilidad muy cierta», según Castell, que se puede poner en marcha con programas organizados y dirigidos por el sistema de salud, y supondría un menor coste económico y financiero a la hora de abordar esta patología.
Se trataría de realizar esta prueba, muy sencilla y similar a la de la orina, a cerca de 11,5 millones de personas, es decir la población de riesgo, lo que costaría alrededor de 22 millones de euros (28,6 millones de dólares) frente a los 900 millones de euros (1.170 millones de dólares) anuales para abordar el cáncer avanzado con síntomas.
En el estudio, que ha llevado cuatro años y ha sido cofinanciado por el Instituto de Salud Carlos III y la Asociación Española Contra el Cancer (AECC), han participado 200 investigadores, 15 hospitales y 60.000 personas de ocho regiones españolas, a las que les adjudicaron de forma aleatoria una de las dos pruebas.
La participación fue superior en la prueba de sangre oculta en heces (34%) que en la colonoscopia (25%), e incluso 1.600 de las personas a las que les había sido adjudicada la segunda prueba decidieron cambiar a la primera.
Sólo cien de las que tenían que hacerse la prueba de heces quiso cambiar y someterse a la otra prueba invasiva.
Estos datos demuestran que la prueba de heces, que se realiza cada dos años, es más aceptada que la colonoscopia, que debe efectuarse cada diez, pero aún más importante es que el número de cánceres detectados con ambos métodos fue idéntico y que estaban en su mayoría, en el 85%, en fase inicial.
El estudio también ha comprobado que la prueba de heces actual, más sensible que hace unos años, puede detectar la mitad de los pólipos que se diagnostican con la colonoscopia, un método invasivo que requiere sedación y no está exento de algunas complicaciones, según advirtieron los especialistas. EFE