22 feb (EFE).- El primer ministro británico, David Cameron, se reunió hoy con exfutbolistas, autoridades deportivas y grupos civiles para buscar soluciones a lo que considera un «regreso» de actitudes racistas al mundo del fútbol.
Los incidentes de esta temporada en la liga inglesa, en los que han estado involucrados el uruguayo del Liverpool Luis Suárez y el inglés del Chelsea John Terry, ambos acusados de mantener actitudes racistas sobre el terreno de juego, llevaron al primer ministro a convocar esa reunión en Downing Street contra los prejuicios raciales en el deporte.
«Lo que ocurre dentro del campo influye a lo que ocurre fuera de él. Puedes ver a niños de apenas seis años imitando las actitudes que ven sobre el césped», señaló Cameron al comenzar el encuentro, en el que estuvieron presentes estrellas del deporte británico como el exdelantero jamaicano del Liverpool John Barnes y el exdefensa inglés del Chelsea Graeme Le Saux.
Cameron se mostró convencido de que el «buen trabajo» desarrollado durante dos décadas en Inglaterra para erradicar las actitudes racistas del fútbol no se perderá y que, «si todo el mundo desempeña bien su papel» será «fácil enfrentarse al asunto y acabar con él».
«Es importante no solo para el fútbol, sino para todo el país», afirmó el primer ministro, que antes en el Parlamento subrayó que el Reino Unido se ha enfrentado con éxito en el pasado al mismo problema.
«El Reino Unido, sus autoridades futbolísticas y los clubes son un referente mundial en cuanto al rechazo de las actitudes racistas, algo que no ocurre igual en todos los demás países», apuntó Cameron.
La polémica sobre las actitudes intolerantes en los campos de fútbol se abrió en la Premier League este año, precisamente cuando el Reino Unido concentra las miradas de todo el mundo ante la celebración este verano en Londres de los trigésimos Juegos Olímpicos de la era moderna.
El pasado 15 de octubre, en un encuentro en Anfield entre el Liverpool y el Manchester United, Suárez, de 24 años, dirigió supuestamente insultos racistas contra el jugador de raza negra de los «diablos rojos» Patrice Evra, lo que le costó ocho partidos de sanción y una multa de 40.000 libras (48.000 euros).
La polémica alrededor el uruguayo se agravó cuando el pasado 11 de febrero el delantero se negó a tenderle la mano a Evra cuando ambos equipos volvieron a encontrarse, en esa ocasión en Old Trafford, un incidente por el que Suárez se disculpó al día siguiente tras mantener una charla con su entrenador, el escocés Kenny Dalglish.
El 23 de octubre, el por entonces capitán de la selección inglesa y del Chelsea, John Terry, fue quien agredió supuestamente a un rival con comentarios racistas.
Los presuntos insultos al defensa del QPR Anton Ferdinand por parte de Terry iniciaron una reacción en cadena que comenzó por la imputación del defensa en un proceso ordinario por un «delito de alteración del orden público con agravante racial».
La Federación inglesa (FA) retiró además el brazalete al jugador, lo que provocó la dimisión del seleccionador nacional de Inglaterra, el italiano Fabio Capello, que se había mostrado contrario a tomar medidas contra Terry cuando todavía no ha sido juzgado, lo que ocurrirá en julio, una vez concluida la Eurocopa de Polonia y Ucrania. EFE