Vie. Nov 22nd, 2024

El proyecto para la creación de un gran centro comercial en el «Almacén de los alemanes», un edificio renacentista enclavado en el Gran Canal de Venecia, ha desatado las protestas de grupos conservacionistas del patrimonio arquitectónico.

El acuerdo firmado entre los actuales propietarios del edificio, el grupo Benetton, y el Ayuntamiento de Venecia para crear «una superficie de venta no inferior a 6.800 metros cuadrados», con una reforma a cargo del arquitecto holandés Rem Koolhaas, ha creado controversia entre los colectivos que velan por el patrimonio veneciano, según publica hoy el periódico «La Repubblica».

El gran centro comercial proyectado por Koolhaas prevé incorporar nuevos elementos a la estructura original del siglo XVI, tales como escaleras mecánicas, así como la modificación de partes del edificio como el techo, que será demolido para crear una azotea.

Aunque la propuesta de Koolhaas desató la polémica desde el principio, el galardón del «León de Oro» a su carrera profesional en la Bienal de Arquitectura de Venecia y la presentación en esta feria del proyecto dieron el empujón definitivo para la aprobación el 28 de diciembre de 2011 de un acuerdo entre el alcalde de Venecia, Giorgio Orsoni, y el grupo Benetton, refiere el diario.

En opinión de la asociación conservacionista «Italia Nostra», la remodelación del edificio -cuya fachada fue diseñada por Tiziano y Giorgione da Castelfranco- supone una «modificación estructural del edificio y daño gravísimo a su integridad física y a su identidad histórica».

Para los conservacionistas, el acuerdo impone además unas condiciones abusivas al ayuntamiento, ya que según su artículo 5, el grupo Benetton dará antes del 30 de diciembre de este año «una contribución de dinero para beneficio público de 6 millones de euros» (casi 8 millones de dólares) a condición de que se expidan los permisos en 12 meses y las obras concluyan en 48 meses, o de lo contrario el consistorio deberá devolverle el dinero con intereses.

El Ayuntamiento de Venecia debería dispensar los permisos «con la máxima diligencia y celeridad» con el objetivo de «no perjudicar la construcción integral del proyecto» en el edificio, por el que el grupo Benetton pagó 53 millones de euros (70 millones de dólares) al servicio postal italiano en 2008 con la intención de convertir el lugar en un complejo comercial de gran impacto simbólico.

El uso tradicional del «Almacén de los alemanes» está recogido en el libro del arquitecto renacentista Francesco Sansovino, que en su «Descripción de Venecia» cuenta que «tenía 22 bodegas con una gran entrada» y que en las plantas altas se vendía mercancía, sirviendo para la exportación de especias asiáticas a los países del norte de Europa y la venta de oro, plata y cobre por parte de los alemanes. EFE

Por ccarrera