14 feb (EFE).- El exseleccionador español Javier Clemente emprende de nuevo la exigente tarea de apagar otro fuego al tomar las riendas del Sporting de Gijón con la misión de reflotar un equipo que deambula por las plazas de descenso, penúltimo con 19 puntos, a cinco de la salvación.
El que fuera un fino interior izquierda del Athletic de Bilbao, carrera truncada por las lesiones, sustituye desde hoy hasta el 30 de junio a Iñaki Tejada, quien a su vez reemplazó a Manuel Preciado, destituido el 31 de enero.
Clemente (Barakaldo, Vizcaya, 12/03/1950) ha sido entrenador, entre otros, del Athletic de Bilbao-con el que ganó dos ligas y una Copa del Rey-, el Espanyol -con el que llegó a la final de la Copa de la UEFA-, el Atlético de Madrid, la Real Sociedad y el Real Valladolid. También ha sido seleccionador de España (1992-1998), Serbia (2006-2007) y Camerún (2010-2011).
El técnico se ve de nuevo en el papel de último recurso para evitar descensos que parecen otorgarle de un tiempo a esta parte los clubes españoles, un perfil muy alejado del de su exitoso inicio.
Su mejor etapa de títulos discurrió en los primeros años de la década de los 80 con el Athletic, al que devolvió su viejo esplendor con dos ligas y un doblete (Liga y Copa).
Tras devolver la gloria al Athletic, Clemente casi da el primer título europeo al Espanyol (final de la Copa de la UEFA de 1988), un perfil de éxitos atenuado por sus enfrentamientos con los jugadores estrella.
Uno de ellos, con el brasileño Baltazar, le costó el puesto en el Atlético de Madrid cuando el equipo marchaba segundo en la tabla y sumaba un montón de positivos.
En esa dinámica le llegó la selección española, donde, como no podía ser de otra manera, el alcance de la polémicas se multiplicó.
Con «La Roja», siempre alcanzaba los objetivos mínimos y no se perdía un gran torneo, donde el equipo no era nunca inferior a nadie, pero nunca pasaba de cuartos (Mundiales de 1994 y 1998 y Europeo de 1996).
De entonces aquí, su figura se ha mantenido erguida, pero ya su impacto en lo deportivo ha sido menor. Casi siempre le han llamado para hacer de ‘bombero’ y, aunque ha apagado muchos fuegos, no ha podido hacerlo con todos, como en Tenerife (2001-02), en Murcia (2007-08) y en Valladolid (2009-10).
Además, cuando lo ha conseguido, en el Betis, en la Real o en el Athletic, le ha durado poco la alegría. Con la siguiente temporada llegaba el finiquito.
Como en su tercer regreso a Bilbao (2005-06), donde logró otro «título» más, quizás el más importante de la historia del centenario club: evitar el descenso. De poco le sirvió. Al año siguiente no duró ni dos entrenamientos. Dijo lo que no quería oír el presidente y se fue a la calle.
Además de España, dirigió con más pena que gloria a las selecciones de Serbia y Camerún y estuvo a punto de ocupar el banquillo del combinado de Irán pero su pretensión de no residir en el país lo impidió.
Locuaz y duro en el lenguaje, Clemente ha protagonizado numerosas polémicas, con la prensa como objetivo algunas veces o con los estamentos oficiales en otras. EFE