Según los informes presentados por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, los índices de desempleo han disminuido significativamente en comparación con años anteriores. Algo que no necesariamente se pueda comparar con la realidad de los ecuatorianos, puesto que aún se pueden encontrar a miles de personas en el subempleo.
O algo más curioso todavía, los contratos en varias instancias de la función pública son renovados cada tres meses o cada mes, por lo que no resulta una garantía de tener un trabajo estable. Así mismo, las estadísticas no han tomado en cuenta a los miles de servidores públicos que fueron removidos de sus cargos, bajo la modalidad de venta de renuncias. La realidad resulta contraria a lo que nos muestran los números y los muestreos. Es un espejismo.