Hoy se cumplen 18 años del fallecimiento de una de las figuras más importantes del Barcelona de todos los tiempos. Carlos Muñoz, el ‘frentón’, alcanzó la gloria con la camiseta amarilla, y llenó de alegría a la mayor hinchada del Ecuador.
Su inicio, como el de muchos, fue muy humilde. Nacido en Machala, en noviembre de 1964, su formación futbolística lo haría en las reservas de Emelec, para luego militar en Liga Deportiva Universitaria de Guayaquil donde formaría su técnica.
Años después migró a varios equipos del país como el Everest de Guayaquil, Olmedo de Riobamba, Audaz Octubrino de Machala, Filanbanco club con el que haría su debut en primera división y finalmente llegaría al club donde vestiría su última camiseta, la de Barcelona. Con su tradicional número 7 en el dorso, Muñoz se convirtió raápidamente en una de las figuras del equipo torero, que tuvo una época dorada por esos años.
Junto a Barcelona alcanzó el campeonato ecuatoriano en 1991. Un año después fue premiado con el trofeo de máximo goleador del campeonato nacional.
Pero tal vez, lo que más se recuerde de Carlitos es la espléndida campaña del Ídolo en 1990 en Copa Libertadores, cuando llegó a disputar la final del torneo continental contra Olimpia de Paraguay.
Con la selección ecuatoriano también tuvo éxitos. Jugó 35 cotejos con la camiseta nacional, en las eliminatorias a los mundiales de Italia 90’ y Estados Unidos 94’.
El último partido que jugó Muñoz con Barcelona fue ante El Nacional. En ese cotejo anotó 3 goles, cuasando algarabía en la hinchada. Lamentable, 3 días después de ese gran partido, un accidente de tránsito provocó que el futbolista sufriera una muerte instantánea dejando en la orfandad a un niño y a su esposa embarazada. Muchos hinchas, incluso de otros equipos lloraron su muerte, y el traslado de sus restos al cementerio fue apoteósico.
Hasta ahora, la hinchada amarilla recuerda a Muñoz cuando visita la general Sur del Estadio Monumental Banco Pichincha, que lleva su nombre.