Dos millones de empleados estatales salieron a las calles para rechazar la subida de la edad de la jubilación.
Según los sindicatos, esta es una de las más grandes huelgas del sector público contra un Gobierno Conservador desde el Invierno del Descontento, que tuvo lugar entre 1978 y 1979 como respuesta al Ejecutivo laborista de James Callaghan, que había decidido congelar los salarios para aplacar la inflación.
Los trabajadores de los sindicatos ingleses consideran que las modificaciones previstas en sus planes de pensiones son injustas y que no podrán cubrir sus necesidades.
Además de aumentar la edad de la jubilación, que para el 2026 se establecerá en los 67 años, el Gobierno quiere aumentar las contribuciones individuales y reducir el monto final. Es decir, que los trabajadores paguen más y reciban menos, sobre la base del promedio de lo que gana un empleado a lo largo de toda su vida laboral, en vez de tener en cuenta sólo la última remuneración.
Por su parte, el gobierno ha señalado que la huelga no conseguirá nada y ofreció este mes una alternativa que consistía en que el retraso de la edad de jubilación no afectará a los funcionarios que fueran a jubilarse la próxima década, y que el monto de su pensión también será respetada.
Así mismo, el Ejecutivo también sugirió aumentar el límite de las contribuciones estatales y mejorar el trato por el que las pensiones aumentan su valor anualmente.