Un talibán suicida estrelló su vehículo contra un autobús blindado de la OTAN y mató a 17 personas en un letal ataque.
El atentado asestó un revés importante a la alianza atlántica en momentos en que ésta ha resuelto emprender el retiro de sus efectivos de combate.
La explosión generó una bola de fuego y llenó la calle de escombros de metralla y hierros retorcidos. Una columna de humo negro salía de los restos en el lugar, en una carretera de cuatro carriles utilizada con frecuencia por los instructores extranjeroa.
El ataque, que puso de manifiesto las graves dificultades que yacen adelante, ocurrió en el mismo día en que altos funcionarios de la OTAN y Afganistán se reunían en otra parte de la ciudad de Kabul para examinar la segunda fase de la transferencia de las responsabilidades de seguridad a las fuerzas afganas en todo o en parte del territorio de 17 de las 34 provincias del país.
También asesta un revés a los intentos de Estados Unidos y el presidente Hamid Karzai para concertar la paz con el movimiento integrista Talibán en momentos en que la Organización del Tratado del Atlántico Norte planea retirarse a finales de 2014.