Vie. Nov 22nd, 2024

Es el rey de los corridos, las rancheras y las baladas romanticas. Lo conocen como “El Potrillo”. Es hijo del legendario Vicente Fernandez.

Portar un traje de charro no es para cualquiera. Símbolo del criollismo mexicano, el atuendo requiere aplomo, galanura y actitud. Vestir de charro es arroparse con la identidad de un pueblo noble y apasionado, que lo mismo canta su alegría que su dolor.
A esa esencia corresponde la de Alejandro Fernández, artista de pura cepa y moderno representante de una legión de charros cantores, auténticos embajadores de la identidad mexicana, en la que han destacado figuras de la talla de Pedro Infante, Jorge Negrete, Javier Solís y Vicente Fernández.
Alejandro Fernández tiene 40 años y es depositario de una rica herencia artística a la que ha honrado con su personal aporte, dándole a la canción romántica mexicana un desarrollo fincado en la tradición, pero conciliado con la modernidad.

COMIENZO DOLOROSO
El comienzo de esta historia ha sido relatada muchas veces. La del niño que apenas con cinco años de edad, es motivado a subir al escenario a cantar a lado de su padre, en un homenaje que Vicente Fernández recibió en San Antonio, Texas.
El niño había ensayado su parte, la sabía muy bien, pero la mirada expectante de miles de personas lo hicieron presa del pánico escénico y vino la confusión. Cuando el pequeño rompió en llanto, el padre vino al rescate, recomponiendo la estrofa y ayudándolo a continuar.
El suceso redujo el interés del niño por ser cantante como su padre, y éste no insistió.
Tanto así que Alejandro se decidió por estudiar arquitectura. En eso estaba, cuando don Vicente vino con una propuesta: grabar un dueto con él para un disco en homenaje a la música mexicana. Alejandro accedió y el tema seleccionado, “Amor de los dos”, resultó un verdadero éxito.

ARRANQUE COMO SOLISTA
El suceso de aquella grabación motivó una nueva invitación, sólo que esta vez Alejandro lo haría como solista.
La propuesta para grabar un primer álbum y lanzarlo al mercado no se hizo esperar.
En 1992 debutó con un disco homónimo que reportó ventas inusuales para el género ranchero. Sorprendió a la audiencia con una aproximación más fresca a la música tradicional mexicana, lo que le permitiría convocar al público joven en torno a un género que parecía olvidado.
Alejandro vio posibilidades para desarrollarse como artista, y dejó la arquitectura.
En el 2009, con 17 millones de copias vendidas internacionalmente y una carrera discográfica consistente, Alejandro Fernández emprende un nuevo camino. Este es, quizá, su proyecto más ambicioso: regalarle a su público dos discos al mismo tiempo, un homenaje simultáneo a las dos caras, ambas indispensables, de Alejandro Fernández.

RÉCORD HISTÓRICO
En un lanzamiento histórico e irrepetible, dos discos, dos géneros: “Tradición” y “Evolución” son sus “Dos Mundos”, el proyecto latino más vendido del año con más de 700,000 unidades vendidas a nivel global.
Alejandro Fernández se da el gusto de divertirse y cantarle al amor y al desamor como nunca lo había hecho: con el ardor festivo de los mexicanos.
“Dos Mundos: Tradición” es un disco para bailar, sentir y reír al estilo de un país vivo como pocos. Es, en palabras de Alejandro, “oro molido”.
Continuando su éxito, Alejandro grabó en directo su más reciente producción “Dos Mundos Revolución” el cual lo presenta en un ambiente acústico, donde interpreta los éxitos de sus Dos Mundos e incluye dos temas inéditos, “Tu Sabes Quien” y “Felicidades” y por primera vez interpretó en vivo, uno de los temas más reconocidos del príncipe de la canción, José José, “Vamos a darnos tiempo”.

ES UNA SINFONÍA
Con una dotación musical compuesta por el bugle, el contrabajo, el acordeón, la vihuela, el guitarrón y percusiones, entre otros, se creo una perfecta armonía entre la música mexicana y el pop internacional.
A lo largo de una carrera ilustre, con un sello decididamente charro, romántico y enamorado, Alejandro es un auténtico embajador de su patria.
No podría ser de otra manera: el hombre lleva a México en la sangre. Alejandro Fernández es un abanderado incomparable. La música le brota del alma.

Por adm