Zubeldía está ansioso y tiene razón. El técnico argentino se ha metido a la hinchada amarilla en el bolsillo, a punta de sacrificio y trabajo tesonero.
Es cierto que Barcelona no juega un fútbol de altos quilates, que ha ganado con sobresaltos y con el corazón en la boca. Pero nadie podrá negar que el joven estratega rioplatense le devolvió el orden, la mística y el pundonor, a un equipo destartalado, que viajó por los caminos del desastre durante 14 largos años. ‘El Príncipe’ marcó las normas desde el arranque, apuntando a un rígido reglamento para frenar las viejas prácticas de jugadores lanzados al abandono, confiando en el inmediato perdón de dirigentes asustadizos, que cedían a la presión de la tribuna, incendiada por los malos resultados.
No pocos pensaron que traer a Zubeldía iba a convertirse en un error de bulto. Que Alex Aguinaga era el personaje que reunía los perfiles necesarios para dirigir al ídolo. La mancuerna de los hermanos Noboa, apostó todas las fichas a un técnico, que pese a su corta edad, ha dado muestras de notables conocimientos y absorbente personalidad.Zubeldía vive el fútbol con pasión. Es irrascible, provocador, fustigador de los árbitros, proclive a las constantes expulsiones, pero es un enorme motivador de su plantilla y de la tribuna.canaria.
Hay que aceptar, que el hermoso momento que vive Barcelona, no es obra de la casualidad. Aplomo, orden táctico, variedad de maniobras de ataque, equilibrio de equipo, repercusión en la tarea colectiva de algunas de sus escasas individualidades, son atributos que se han forjado en el laboratorio diario de trabajo. En la persistencia por el pizarrón, compañero inseparable del novel entrenador gaucho, que se colocó en la vidriera, dirigiendo en las divisiones inferiores albicelestes y antes de pisar suelo porteño, en la conducción atinada de Lanús, que funcionaba como un reloj. Una hoja corta de vida, pero muy atractiva.
El Barcelona de Zubeldía encara esta noche un compromiso con ribetes de final. Así van a a ser todos los partidos de aquí en más. Acortar la diferencia de cinco puntos que le lleva Deportivo Quito, obliga a un tránsito perfecto. No hay margen al error. Entre los dos está el candidato a posarse como el segundo finalista del torneo 2011, porque Liga, que es su rival hoy en el Monumental, ya no tiene opciones para revalidar el título, pero en cambio, no quiere aflojar la opción de alcanzar el segundo cupo disponible para la Libertadores.
Es un choque con inmenso atractivo. Un clásico que pone a Guayaquil de cabeza. Un partido con historia propia, que la ‘U’ del ‘Patón’ Bauza, no puede darse el lujo de perder, porque bajaría la cortina de un fracaso rotundo en el campeonato. Se juegan grandes metas esta noche. Liga apelará a su reconocida jerarquía para encarar los partidos de fuste. Barcelona echará mano de su casta y del impulso infernal del pueblo amarillo, que sin vacilaciones repletará el Monumental, que se convertirá en un verdadero infierno. En un hermoso manicomio.