Hace décadas, el trabajo de agricultores y ganaderos se ha visto afectado por los distintos intermediarios que tienen que pasar sus productos para llegar a los consumidores. Este largo proceso hace que los precios se exageren.
Para lo cual es necesaria una verdadera ley agrícola, donde se regulen la producción y también la distribución.
Esto deberá incluir una capacitación a los pequeños y medianos productores en temas de comercio. De esta forma podrán desenvolverse sin mayores problemas.
Los ganaderos por ejemplo, son los únicos que asumen las pérdidas. Si la res muere antes del faenamiento o no llega a tiempo, debido a factores climáticos, el ganadero asume totalmente las pérdidas económicas. La regulación debe ser inmediata.
