Este problema puede causar más desaveniencias entre los gobiernos de Ecuador y Colombia.
El conflicto entre los transportistas de ambos países deviene de los beneficios que tienen nuestros compatriotas al tener combustible subsidiado, lo cual no tendría que tomarse como una competencia desleal.
El comercio debe ser libre y tampoco se puede derogar una medida gubernamental porque nuestros vecinos se sienten perjudicados.
Ahora hay otra cuestión muy importante. Para nadie es un secreto que los ciudadanos colombianos se han beneficiado de actos ilícitos como el contrabando de nuestros combustibles y sobre todo porque este país les ha dado la acogida y las oportunidades que les han sido negadas en un país lleno de violencia.